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Mostrando entradas de marzo 4, 2008

El samurai poeta

El guerrero samurai se presentó, como cada noche, en la explanada que había delante de la mansión e hizo frente con su katana a siete nuevos adversarios, previamente retados y emplazados en aquél sitio y aquella hora para darles la oportunidad de lavar las afrentas que él mismo les había causado por la mañana sin otro motivo que el de poder retarles y luchar frente a aquella casa. Como cada noche, el guerrero samurai los decapitó tras una breve lucha en la que impuso su destreza de luchador infatigable, vencedor en mil batallas. Su mirada refulgió a través de los agujeros de su kabuto y se dirigió impasible hacia la ventana de la casa en la que se dibujaba a contraluz la figura esbelta de la geisha. Al advertirlo, la geisha bajó la vista, corrió la cortina y apagó la luz. El guerrero montó en su caballo y, como cada noche, desapareció en la oscuridad con el corazón traspasado por una lanza de desesperación. Intocable para cualquier enemigo, era víctima del desaire continuado de aquel