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Mostrando entradas de marzo 1, 2010

En vuelo

La gente suele ser bastante previsible, excepto quizás algunos locos -entre los que me gusta creer que me encuentro: nada me aterra más que la rutina-; por ese motivo quienes dedican tiempo y constancia a estudiar el comportamiento de las personas, sea por vocación científica -Desmond Morris- o por malsana curiosidad -un servidor- pronto aprenden a prever cómo se desenvolverá alguien ante una situación específica que desencadene determinados estímulos en esa persona. De esa manera, apelando a los conocimientos que había ido acumulando tras años de observaciones y fisgoneos, pude disponer ante los oídos de mi antiguo compañero de universidad y entonces jefe de un departamento del ministerio del Interior, el inspector Legrá, todo un aparato de mentiras lo suficientemente enredado y a la vez tan claro y legal en apariencia que conseguí, como ya tenía previsto por anticipado, un pasaporte que me permitiría viajar a Florida. (Legrá no hizo preguntas, bendito sea, pero en su mirada furibunda