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Mostrando entradas de septiembre 20, 2008

Mi dueña

Ya sé que ya no soy de mi vida dueño, Que tu gozosa entelequia dentro de mí anida, Que es de mi carne y mis huesos la comida Y no hay parte de mí que no te ansíe con empeño.   Eres tú la dueña de este corazón de leño Tu omnímoda sonrisa me cura las heridas, Tu luminosa mirada es el faro de mi vida, Y tu lágrima acre el argumento de mis sueños.   Mi querencia por ti ya no es un accidente, Es mi amor un amor sin puertas de salida Y es también un dolor que cesa sólo al verte.   Abandoné aquel combate sangriento y homicida Que al principio libré por no pertenecerte Mas mi alma se rindió y quedó a tus pies vencida.  

Bajo mi limonero

Esta lánguida y eterna tarde de verano Resguardado yo a la sombra de mi limonero Veo pasar ante mis ojos mi vida por entero Y advierto que la muerte me tiende ya una mano.   Es triste comprender de golpe y a trasmano Lo que no llegó a ser, y crueles y certeros Recuerdos que no han sido me muestran el sendero Que pudo haber seguido este triste ser humano.   Y me empapa el aroma sutil de mis limones, Que alimenta en mi pecho fantasías vanas, Deseos imposibles que no miran razones.   Indago en mis entrañas con huidiza desgana Por ver si encuentro el centro de tantas desazones Y ¡cómo no!: lo dejo otra vez para mañana.