En un blog reciente, en concreto el que publiqué el martes 17 de enero, contaba una anécdota acontecida a mis catorce años que me impactó, al parecer, no lo suficiente. Era a propósito de una entrevista de jóvenes estudiantes al poeta Jorge Guillén, entrevista de la que yo no sé si era el merecido responsable. Hablamos con ignorancia sobre literatura con un literato de primera división. Yo no lo recordaba, pero mi amigo José Antonio González Correa, participante en aquel experimento periodístico en el que unos pocos jovenzuelos atosigamos con preguntas inconvenientes al insigne poeta, rememoró en un contexto donde las verdades se vierten sin el impedimento de los protocolos, que a una pregunta mía sobre cómo preveía Guillén el futuro de la literatura o algo parecido, el anciano y muy paciente don Jorge dijo unas palabras que yo hoy no recuerdo, pero como no dudo de la fidelidad de la memoria de mi amigo las doy por ciertas. Transcribo sin su permiso pero con su previsible consentimi
Un alienígena alucinado.