Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de marzo 15, 2009

El ciego del perro

Iba a escribir una historia acerca de un ciego que pasea con su perro lazarillo por una playa solitaria cuando de repente me ha asaltado la duda de si no sería mejor que paseara por una calle concurrida de una ajetreada ciudad, porque en una ciudad hay en principio más peligros para un ciego que en una playa. Pero luego he pensado que precisamente debido a la tranquilidad de la playa, que implica la ausencia de gente que pueda importunar el trabajo de, digamos un asesino, debido a esa ausencia de testigos, digo, pues una playa puede convertirse en el escenario idóneo para un crimen. Un momento, he pensado enseguida, ¿por qué tiene que haber peligros o un crimen en el relato? Yo sólo quiero escribir una historia breve y sencilla sobre un ciego que pasea tranquilamente con su perro lazarillo ya decidiré dónde, pero no había ningún asesinato previsto, ¿qué ha pasado aquí? ¿Tenía ya inconscientemente preconcebido el asesinato como parte del relato? ¿Se ha incorporado sobre la marcha ese