Ir al contenido principal

Vuelve el sol

Por fin el sol gana la batalla a los nubarrones que durante días sólo han traído a mi tierra malos presagios. La gente se anima y ya se ven algunos cuerpos pálidos tendidos en al playa como lagartos. En mi planeta de origen tienen implantado un sistema de regulación atmosférica que permite disfrutar un clima bonancible estés donde estés. No tienen, claro, ningún problema con el agua, básicamente porque apenas se necesita. Un habitante de allí pesa por término medio 580 kilos, lo que aquí pesaría una estatua de granito con las mismas dimensiones. Por eso les queda aún por resolver el problema del transporte aéreo de pasajeros. ¿Te imaginas un avión con doscientos seres de semejante peso? No podría ni despegar. Por eso en mi planeta no existe el miedo a volar, pero sí el pánico a usar el ascensor, ya que aunque han de subir de uno en uno, no es infrecuente que haya averías ocasionadas por el sobrepeso. Otro día hablaré de las dietas que siguen las personas obesas allí, en mi añorado planeta.

Comentarios

Haldar ha dicho que…
Cual es tu planeta? Donde queda?
Luis Recuenco ha dicho que…
En una remota galaxia aún no descubierta por los humanos.

Entradas populares de este blog

Política extraña

Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d

Transcribo el prólogo de la autobiografía del filósofo Bertrand Russell escrito por él mismo: PARA QUÉ HE VIVIDO

Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad,esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura místicala visión anticipada del cielo que han que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin

Anécdota sobre Dalí

Refiere Fernando Arrabal una anécdota sobre Dalí que tal vez arroje alguna luz sobre la compleja personalidad del pintor. Según cuenta el escritor se encontraban ambos en Nueva York y Dalí invitó a Arrabal a una fiesta privada en la que era muy posible que se dieran prácticas orgiásticas.