A veces pienso que…que…que… Bueno, a veces pienso. Por ejemplo, hoy me ha dado por pensar qué ocurriría si pudiéramos invertir el curso natural del tiempo. No tengo muy claro cómo sería eso, pero a efectos de imaginar paridas da mucho juego. Yo podría, un poner, escribir un libro de poemas que se titulase, digamos ‘Prosas profanas’, y acto seguido denunciar por plagio a un pillastre que se llamara Rubén Darío para sacarle unos cuartos. O, echándole estómago, hacer la corte a la hoy añosa y ajada Lauren Bacall para, llegado el momento, poder sacar pecho paseando abrazado a ella, de nuevo lozana y hermosa, ante las narices de un pasmado Humphrey Bogart. O hacerme cargo de toda las hipotecas ‘subprime’ que mi capital me permitiese para convertirme en archimillonario hace un par de años.
Si el vendaval de la vida me zarandease podría consolarme sabiendo que treinta años atrás seré otra vez un niño feliz. Y si tú acabas por abandonarme te advierto que hace doce años no se me ocurrirá invitarte al cine un uno de enero y te perderás una velada mágica en una noche de lluvia plateada que no empapará tu corazón, embriagándolo con el néctar de las ilusiones que nunca caducan.
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