Ir al contenido principal

Amistad irracional


Durante una de las muchas jornadas en que los bomberos australianos han peleado en desventaja contra el fuego, encontraron con vida a un koala que presentaba quemaduras y síntomas de deshidratación. Un bombero le dio a beber un botellín de agua y el koala, al que llamaron Sam, quiso más; se bebió tres botellas. Ahora está siendo cuidado en un núcleo zoológico por expertos veterinarios y no se teme por su vida…de momento. Los animales no están preparados para el ser humano. Jamás hubo verdadera convivencia entre éste y las demás especies, que sólo han servido como piezas de caza cobradas, en muchos casos, sin necesidad. En un video de la cadena norteamericana CBS puede verse cómo entre dos animales de especies muy distintas, un elefante y un perro,  nace una amistad que supera en honestidad y desinterés las que se establecen entre la mayoría de los humanos; comen juntos, juegan juntos, duermen juntos; son inseparables. Estando el elefante aislado en un corral debido a una enfermedad que contrajo y de la que se estaba recuperando, los cuidadores observaban impotentes cómo el animal barritaba con melancolía día y noche. Alguien tuvo la idea de llevar hasta allí al perro y el elefante lo recibió con un regocijo tan evidente –incluso para quienes no somos expertos en el comportamiento animal- que daban ganas de llorar, como en las películas sobre la emperatriz Sissi. Verlos retozar juntos, el perro debajo, sin temor a ser aplastado por aquella mole, y el elefante acariciando delicadamente con la trompa la barriga del perro y posando con extremo cuidado su enorme pata sobre el hocico de éste, ha sido para mí una de las escenas más conmovedoras que he tenido la suerte de contemplar. Pura amistad; puro desinterés; pura alegría; pura magia.

Comentarios

hombredebarro ha dicho que…
Así de fácil para ellos.
Luis Recuenco ha dicho que…
No estaría yo muy seguro de eso.

Entradas populares de este blog

Política extraña

Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d

Transcribo el prólogo de la autobiografía del filósofo Bertrand Russell escrito por él mismo: PARA QUÉ HE VIVIDO

Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad,esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura místicala visión anticipada del cielo que han que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin

Anécdota sobre Dalí

Refiere Fernando Arrabal una anécdota sobre Dalí que tal vez arroje alguna luz sobre la compleja personalidad del pintor. Según cuenta el escritor se encontraban ambos en Nueva York y Dalí invitó a Arrabal a una fiesta privada en la que era muy posible que se dieran prácticas orgiásticas.