Ir al contenido principal

Episodios Históricos-Primeros agricultores


Como estoy totalmente de acuerdo con Jardiel Poncela cuando dijo que la Historia era la mentira encuadernada, decidí construir una máquina del tiempo para visitar lo que Stephan Zweig llamaría 'momentos estelares de la humanidad' y vivir en persona algunos acontecimientos cuya memoria ha llegado hasta nuestras días inevitablemente alterada por las distorsiones que las personas y el tiempo han provocado sobre la fidelidad de los hechos. Tengan en cuenta que al fin y al cabo soy un extraterrestre, así que los viajes en el tiempo no tienen secretos para mí, excepto cuando son de pago, pero yo siempre trato de evitar los peajes de las dichosas autopistas temporales -algunas cosas son sempiternas- y busco alternativas quizá menos cómodas pero gratuitas, así que una cosa por la otra. De modo que subí a mi máquina y establecí las coordenadas temporales de destino alrededor de la época en que el homo sapiens abandonaba las tareas de caza y recolección de granos y frutos para dedicarse a la menos estresante tarea de cultivar y criar con sus propias manos su futuro alimento: la agricultura.

Fui a parar a un descampado rodeado de un frondoso bosque que iba a morir a los pies de una enorme cadena montañosa en cuyas cumbres se desleían las últimas nieves. Debía de ser primavera. Un río de aguas transparentes bajaba de las montañas y envolvía describiendo media circunferencia la mitad de un poblacho con chozas de madera y paja. Campos roturados de los que surgían plantas verdes y gualdas rodeaban el poblado. Había hombres trabajando en ellos. Me acerqué a uno de ellos y lo saludé en un idioma que viene a equivaler al esperanto actual, pero que a diferencia de este funciona de verdad porque opera en niveles intermedios de la consciencia cognitiva, lo que induce una inmediata comprensión de dicho lenguaje sin necesidad de que los interlocutores lo conozcan en los niveles superiores de la consciencia;, un poco rollo, pero muy útil; a nivel funcional, es una mezcla de fonemas, ideogramas y conceptos telepáticos. Simple y eficaz.

-Buenos días, amigo.

-Buenos días.

-¿Cómo va la cosecha?

-Este año, de coña. Si no fuera por esos malnacidos...

-¿A quiénes se refiere?, si me permite la pregunta.

-A los Hijos de las Hienas.

-¿Y qué problema hay con ellos?

-Pues que les resulta más cómodo robarnos nuestros cultivos que cazar, así que nuestras cosecha se ven muy disminuídas por las continuas incursiones de esos bastardos.

-¿Y por qué no cultivan ellos la tierra también?

-Prefieren vivir en las montañas, en cuevas, y comer carne poco hecha; reniegan del progreso pero codician sus frutos. Son unos hipócritas.

-¿Y no se defienden ustedes?

-Hacemos lo que podemos, pero nos hemos especializado en el cultivo de la tierra y nuestras habilidades guerreras nos han ido abandonando.

-¿Y no han pensado en contratar a mercenarios para que los defiendan?

-¿Qué son mercenarios?

-Guerreros que luchan por dinero, o en su caso por comida.

-¿Y para qué que iban a luchar pudiéndonos quitar la comida directamente?

-Pues también es verdad. Lo tienen ustedes jodido.

-Y que lo diga amigo, y que lo diga. Es el precio que hay que pagar por el progreso.

-Serán ustedes unos mártires, si le sirve de consuelo.

-Pues no, no me sirve.

-Bueno, tengo que marcharme, que le vaya bien.

Subí a la máquina y regresé a nuestros días. Mártires del progreso, víctimas del progreso, el mito del progreso, los detractores del progreso, envidias, codicia, odio y guerras. Los pilares de la Historia humana no han variado en los últimos veinte mil años, mes más, mes menos.

Comentarios

pepa mas gisbert ha dicho que…
Que poco hemos cambiado aunque lo parezca.

Saludos

Entradas populares de este blog

Ya te digo

¿Cuál es el momento más adecuado para decir basta? ¿Cómo reconoce uno el instante en el que hay que parar? Y no me refiero a las relaciones sentimentales -aunque también-, sino a los diferentes episodios que suceden en la vida, cuya suma la articulan y le dan sentido. Porque ese final nunca avistado marca la diferencia entre lo que fue y es y lo que pudo haber sido y podría ser, entre lo existente y lo ausente, entre lo que somos y lo que ya nunca podremos ser. Y hay un componente de negligencia en esa ceguera que nos impide detenernos a tiempo, antes de que lo previsiblemente imprevisible determine nuestra realidad, porque decir que no a la siguiente copa, a la estéril llamada, a apretar el pedal del coche, a responder a un agresivo, a una indiferencia ante un ser querido, a tantos gestos prescindibles, es una responsabilidad tan decisiva que si lo supiéramos en su momento nos lo pensaríamos dos veces. Y pensar dos veces es la asignatura pendiente de la humanidad. Nuestra negligencia ...

I dreamed a dream

La conocí en mis sueños. Apareció de repente. Era rubia, delgada y vestía una túnica azul cielo. Su risa repentina expulsó del sueño a los fantasmas habituales y me devolvió de golpe la alegría de soñar. Con voz coralina me contó un largo cuento que yo supe interpretar como la historia de su vida en un mundo vago e indeterminado. Sabía narrar con la destreza de los rapsodas y usaba un lenguaje poético que le debía sin duda a los trovadores. Todo en ella era magnético, sus ojos de profunda serenidad, su rostro de piel arrebolada, sus manos que dibujaban divertidas piruetas en el aire para ilustrar los párrafos menos asequibles de su discurso, los pétalos carmesí de sus labios jugosos. Cuando desperté me sentí desamparado y solo, más solo de lo que jamás había estado, empapado de una soledad que me calaba hasta los huesos. No me levanté y pasé el día entero en la cama deseando con desesperación que llegase de nuevo el sueño, y con el sueño ella. Soy propenso al insomnio, sobre todo cua...

Tempus fugit

Decía Oscar Wilde que es muy difícil acostumbrarse a dejar de ser joven, porque joven es lo que uno ha sido toda la vida. Estoy empezando a comprender el verdadero sentido de la frase. Desde hace algún tiempo mi mundo parece estar convulsionado, es diferente siendo el mismo, se me antoja otro, con matices que antes no apreciaba y que lo transforman por completo, como cuando una mujer se arregla para una fiesta y de repente la ves de otra manera porque parece otra con los arreglos y los afeites, aunque en el fondo siga siendo la misma. Pues de un tiempo acá noto que mis sobrinos, que eran unos macacos hace nada, empiezan a parecerse a los adultos que dentro de poco serán; que mis mayores, hasta ayer mismo adultos lozanos, van perdiendo lustre día a día, tropiezan más, se les olvidan los encargos, encogen y se arrugan. Y yo me siento atrapado entre esos dos tsunamis de la existencia: el que arroja al mundo vida joven y el que se lleva vida vieja. Y me siento descolocado, desubicado, per...