Ir al contenido principal

Mario

Mario Conde ha salido de la cárcel con ánimo emprendedor, es de suponer que el mismo que le llevó en volandas de la facultad a la presidencia de un banco, aunque supongo que moldeado por la experiencia robinsoniana de sobrevivir a un naufragio vital sin otra ayuda que su propio coraje. Ha dejado claro que es un tipo duro, además de listo y éticamente ambiguo. Ya está metido en negocios varios y al parecer prometedores que tal vez concibiera en el silencio de su celda con la paciencia del vengativo que construye con parsimonia el instrumento de su venganza. Y también ha recuperado su discurso impecablemente errático de medrador sempiterno, su incontinencia mediática, su visible vocación mesiánica.


Desbaratado su sueño berlusconiano de fusión de poderes con él al mando, busca regresar a Itaca con renovadas fuerzas pero cubierto con una piel de cordero para que nadie le adivine la intención -bastante clara tras la publicación de su libro- de volver a las andadas. Quien se cree intocable no reconocerá el tacto de la mano que le agarra el pescuezo ni el del pie que le patea el culo. Los delirios de grandeza pueden ser un buen motivo -aunque malsano- para justificar una existencia y unos actos, por muy cuestionables que estos sean, pero no dejan de ser delirios. A pesar de la lucidez que aparente quien los padece, algún día la verdad se le revelará en su desnudez inapelable, que suele ser el día en que ya no hay remedio y uno siente con impotencia el peso excesivo de su estupidez.

Comentarios

pepa mas gisbert ha dicho que…
Del pelotazo sorpresivo al vengativo en diez lecciones que venderá al mejor postor y lo que es peor, que alguien le comprará.

Un abrazo

Entradas populares de este blog

Transcribo el prólogo de la autobiografía del filósofo Bertrand Russell escrito por él mismo: PARA QUÉ HE VIVIDO

Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad,esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura místicala visión anticipada del cielo que han que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin...

I dreamed a dream

La conocí en mis sueños. Apareció de repente. Era rubia, delgada y vestía una túnica azul cielo. Su risa repentina expulsó del sueño a los fantasmas habituales y me devolvió de golpe la alegría de soñar. Con voz coralina me contó un largo cuento que yo supe interpretar como la historia de su vida en un mundo vago e indeterminado. Sabía narrar con la destreza de los rapsodas y usaba un lenguaje poético que le debía sin duda a los trovadores. Todo en ella era magnético, sus ojos de profunda serenidad, su rostro de piel arrebolada, sus manos que dibujaban divertidas piruetas en el aire para ilustrar los párrafos menos asequibles de su discurso, los pétalos carmesí de sus labios jugosos. Cuando desperté me sentí desamparado y solo, más solo de lo que jamás había estado, empapado de una soledad que me calaba hasta los huesos. No me levanté y pasé el día entero en la cama deseando con desesperación que llegase de nuevo el sueño, y con el sueño ella. Soy propenso al insomnio, sobre todo cua...

La inutilidad de algunos tratamientos

Cuando los padres de Miguelito llevaron a su hijo al psicólogo a causa de unos problemas de adaptación en el colegio se quedaron sorprendidos del diagnóstico: Miguelito era un superdotado para casi todas las disciplinas académicas pero un completo gilipollas para la vida. El psicólogo les aconsejó que no se preocuparan porque esto era algo relativamente frecuente y además se podía intentar solucionar con una terapia adecuada. El niño era un fuera de serie en lo abstracto y un completo negado en lo práctico. Así que se estableció un programa terapéutico que debía dar los frutos deseados en un año a más tardar. Ya desde las primeras sesiones el terapeuta advirtió que los resultados iban a depender en buena medida de la inversión de la gilipollez de Miguelito, que parecía tener más calado psíquico que las habilidades por las que destacaba su mente. A pesar de los diferentes métodos usados por el especialista para frenar lo indeseable y potenciar lo más valioso en la mente del niño, ning...