Un colaborador del periódico 'El Mundo', Nico Rey, denosta a la inefable Pilar Rubio, inubicable en la taxonomía periodística, pero en mi opinión desenfadada showwoman de los programas de cotilleo sin veneno y además una chica de muy buen ver, porque al parecer de este periodista Pilar es una chaquetera. ¿Por qué? A su entender por haber decidido con libre criterio trabajar para otra cadena de televisión. No sé cómo abordar el tema sin usar epítetos descalificadores para don Nico. No se me ocurre ningún argumento aparte del obvio, que tiene que ver con el libre mercado y la respetabilísima opción que cada cual tome dentro de las reglas de ese mercado. Las obviedades se resisten a ser asistidas, argumentadas, defendidas, obviamente, sobre todo si pertenecen al universo de las libertades individuales dentro de un estado democrático del que durante algunas décadas estuvimos excluidos. Señor Nico, ¿a usted le pagan por sus escritos? Porque si es así, ya es más chaquetero que la por usted insultada, por la sencilla razón de que con sus escritos indecorosos se puede usted comprar una chaqueta. En mi humilde opinión también le vendría bien adquirir algo de vergüenza, pero ese valor no cotiza en estos tiempos, así que entiendo su postura, que tan habilidosamente esquiva cualquier escrúpulo. Y usted disculpe si por despiste o cortesía me he quedado corto con los epítetos a usted dirigidos.
Transcribo el prólogo de la autobiografía del filósofo Bertrand Russell escrito por él mismo: PARA QUÉ HE VIVIDO
Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad,esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura místicala visión anticipada del cielo que han que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin...
Comentarios
De todas formas no le veo gran porvenir, aunque habrá que esperar que va a presentar. Si no fuera que al final es un ataque a la libertad individual, ¡a mi que me importa lo que pase!
Un abrazo