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Viajar


Viajar siempre gratifica. Primero, porque aporta conocimiento, cultura nueva hasta ese momento ignorada, un ángulo diferente con que contemplar la vida. Segundo, porque el viaje te obliga de un modo misterioso a salir de ti, a reconocerte ( o a intentar reconocerte) en un entorno nuevo y desconocido, muy diferente al acostumbrado, incluso hostil. Tercero, porque a la vuelta te descubres como una persona distinta de la que fuiste al marchar, una persona mejor, más comprensiva, más sabia o más adulta, pero mejor. Si tuviésemos la posibilidad de conocer una por una a todas las personas que habitan este planeta, de comprender sus porqués y sus cómos, todos seríamos más comprensivos con todos, todo iría mejor. Tal vez.

Comentarios

El Doctor ha dicho que…
Creo que hoy se debería viajar con una mínima biografía, porque no hay mirada sin referencia cultural. La gente suele viajar sin salir de su cascarón, sin cambiar de referencias, y eso es precisamente viajar. Viajar de verdad es desparramarse, hacerse otro, cambiar de piel, en suma, una operación mental, y no como hacen las masas que salen de vacaciones en busca de una estética de tarjeta postal. Los que la forman sólo ven lo que esperan: una fotografía perfecta, bonita y presentable. Viajan a la montaña o a la costa con numerosas imágenes descargadas en la cabeza. Cuando llegan a su destino no salen a experimentar el territorio extraño, los misteriosos brotes de soberbia rareza. Prefieren buscar sólo aquello que se adapte a sus cabezas de papel. Así que esos fanáticos del paisaje no ven el mundo, ni mucho menos. Todo lo que ven es lo que esperan ver, retratos de estudio de un planeta retocado. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.
Ayer, una amiga me contaba, un tanto compungida, los avatares de un reciente viaje en compañía de su novio (no puedo evitar una carcajada mientras escribo). Éste, comentaba ella, llevaba una cámara digital y, cada vez que sacaba una foto, por ejemplo, de un monumento o de una fachada importante, casi inmediatamente se ponía a revisar todas las fotos desde el principio y, básicamente, trataba el presente como si fuera un pasado lejano, por mucho que el monumento o, la fachada, siguiera estando allí delante de sus narices.

Sí,hacer maletas y dejar algunas cosas atrás.
Un fuerte abrazo,amigo.

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