Llevo ya seis años con
esto de la escritura. Me pregunto cómo no descubrí a más temprana
edad esta vocación. Me pregunto cómo descubriéndola tan tarde no
me doy más prisa. Me pregunto a cuento de qué esos miedos que tanto
me paralizan. Me pregunto si ser un inmaduro me sujeta la pluma. Me
pregunto si antes de que lo fuera algo me la podría sujetar. Me
pregunto por el convencimiento del sentido de uno en la vida, que
nunca llega porque tal vez no lo haya, a pesar de Viktor Frankel y
sus teorías persuasivas. Me pregunto si uno escribe porque ese es su
sentido o para descubrir cuál es. Me pregunto por qué desde chico
leo tanto, y por qué lo sigo haciendo a pesar de que ya no todo -ni, por desgracia, una parte menor- lo
que leo me hechiza. Me pregunto si el hechizo es la finalidad de la
escritura, un hechizo justificado así solo lo sienta un solo lector,
o solo el escritor. Me pregunto si dar vueltas a las cosas me
modifica, me hace mejor. Me pregunto de nuevo si el sol sale para que
veamos la belleza de lo que no se puede escribir porque no posible
imaginarlo. Me pregunto por rutina, me pregunto por vergüenza, me
pregunto para ahogar un llanto, me pregunto sin saber por qué.
Porque sé que las preguntas tontas se quedan todas sin responder.
Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d
Comentarios
Toda verdadera explicación sencillamente no se puede explicar.
Un abrazo,amigo