Uno nunca merece lo que tiene, sea bueno o muy bueno, sea malo o muy malo. El verbo merecer pertenece por desmesurado a un ámbito más bien ilógico como la política o el protocolo desmedido en general. ¿Quién merece nada, algo o todo? Nadie y todos, o tal vez quien nada merece es merecedor de todo. Esto lo dijo, me parece, Jesús de Nazaret con otras palabras más claras y puede que también más crípticas. El merecimiento es la meretriz de las palabras, la puta de todos que a todos atiende y que a nadie consuela. ¿Se merece su fortuna el hombre más rico del mundo? ¿Sus penurias la mayoría de las demás personas? ¿Su sufrimiento el depresivo? ¿Su tonta alegría el irresponsable? ¿Su felicidad el bobo? ¿Su éxtasis el inmaculado y beato creyente? ¿Su vergüenza el tímido? ¿Su altivez la bella? ¿Merecemos algo alguno de nosotros? No, para nada, en absoluto. Se vive, se ama o no, se muere. Eso es todo. Así es la vida. Yo, dijo Sabina, por no tener no tengo ni edad de merecer. Se lo merece, digo yo.
Transcribo el prólogo de la autobiografía del filósofo Bertrand Russell escrito por él mismo: PARA QUÉ HE VIVIDO
Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad,esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura místicala visión anticipada del cielo que han que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin...
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