No me lo puedo creer. Llevo tres días con casi sus tres noches -soy insomne- gestando un nuevo blog construido con la pericia de mis manos auxiliadas por el capricho del azar cuando descubro que esta herramienta virtual llamada blogger ha rellenado las carencias que me habían animado a desplegar velas en mi propia nave dejando sin sentido mis singladuras. Así que de momento estoy al pairo y fumo tabaco en pipa como Marlow o como Crusoe. Estos de Google, ¿son de Bilbao o qué? (Mis simpatías a los bilbainos)
La conocí en mis sueños. Apareció de repente. Era rubia, delgada y vestía una túnica azul cielo. Su risa repentina expulsó del sueño a los fantasmas habituales y me devolvió de golpe la alegría de soñar. Con voz coralina me contó un largo cuento que yo supe interpretar como la historia de su vida en un mundo vago e indeterminado. Sabía narrar con la destreza de los rapsodas y usaba un lenguaje poético que le debía sin duda a los trovadores. Todo en ella era magnético, sus ojos de profunda serenidad, su rostro de piel arrebolada, sus manos que dibujaban divertidas piruetas en el aire para ilustrar los párrafos menos asequibles de su discurso, los pétalos carmesí de sus labios jugosos. Cuando desperté me sentí desamparado y solo, más solo de lo que jamás había estado, empapado de una soledad que me calaba hasta los huesos. No me levanté y pasé el día entero en la cama deseando con desesperación que llegase de nuevo el sueño, y con el sueño ella. Soy propenso al insomnio, sobre todo cua...
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Un abrazo