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Cosas que se han dicho sobre relaciones y sexo

-Si no fuera por los carteristas y por los cacheos en los aeropuertos, no tendría ninguna vida sexual. (Rodney Dangerfield)

-Yo soy tan buen amante porque practico mucho a solas. (Woody Allen)

-Oh, Señor, concédeme castidad, pero no lo hagas todavía. (San Agustín)

-Es de mala educación empezar a cortejar a una viuda entes de que vuelva del entierro. (Seumas MacManus)

-Me casé con alguien inferior a mí. Todas las mujeres lo hacen. (Nancy Astor)

-Ya no veo tanto a Alfred desde que está interesado en el sexo. (Sra. de Alfred Kinsey)

-La vida es una enfermedad transmitida sexualmente y la tasa de mortalidad es del ciento por ciento. (R. D. Lang)

-En realidad no soy homosexual. Solo les ayudo cuando están ocupados. (Frank Carson)

-El sexo a los ochenta y cuatro es una experiencia maravillosa, especialmente el de invierno. (Milton Berle)

-Yo no confiaría en mi esposo si estuviera a solas con una joven durante cinco minutos, y eso que lleva veinticinco años muerto. (Kathleen Behan)

-Debería ser un matrimonio muy feliz. Están los dos tan enamorados de él... (Irene Thomas)

-Mi vida amorosa es tan mala que estoy tomando parte en los campeonatos mundiales de celibato. En las semifinales me ha tocado el Papa.

-La única vez que mi esposa y yo tuvimos un orgasmo simultáneo fue cuando el juez firmó los documentos del divorcio. (Woody Allen)

-A mí solo me gustan dos clases de hombres, los de aquí y los de fuera. (Mae West)

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I dreamed a dream

La conocí en mis sueños. Apareció de repente. Era rubia, delgada y vestía una túnica azul cielo. Su risa repentina expulsó del sueño a los fantasmas habituales y me devolvió de golpe la alegría de soñar. Con voz coralina me contó un largo cuento que yo supe interpretar como la historia de su vida en un mundo vago e indeterminado. Sabía narrar con la destreza de los rapsodas y usaba un lenguaje poético que le debía sin duda a los trovadores. Todo en ella era magnético, sus ojos de profunda serenidad, su rostro de piel arrebolada, sus manos que dibujaban divertidas piruetas en el aire para ilustrar los párrafos menos asequibles de su discurso, los pétalos carmesí de sus labios jugosos. Cuando desperté me sentí desamparado y solo, más solo de lo que jamás había estado, empapado de una soledad que me calaba hasta los huesos. No me levanté y pasé el día entero en la cama deseando con desesperación que llegase de nuevo el sueño, y con el sueño ella. Soy propenso al insomnio, sobre todo cua...

Transcribo el prólogo de la autobiografía del filósofo Bertrand Russell escrito por él mismo: PARA QUÉ HE VIVIDO

Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad,esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura místicala visión anticipada del cielo que han que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin...

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