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Mostrando entradas de septiembre 25, 2008

Adiós, María

A un ser querido me lo está robando, con concienzudo trabajo, la muerte. Le atacó a traición, lanzándola contra una estatua de jade. A mi tía María, que hoy agoniza sin saberlo, atada frágilmente a la vida por el cordón umbilical de un respirador asistido, de una máquina inventada para retrasar inútilmente el desenlace inevitable. La muerte siempre gana, no necesita luchar y se ríe de los inventos para burlarla. No hay esperanza alguna, dicen los doctores, es cuestión de horas que nos deje. Y deja sobre todo una vida plena en la que interminables momentos de lozana felicidad se vieron oscurecidos por la muerte temprana de un hijo, que alcanzó por suerte, antes de irse, a dejar a su vera una sana descendencia que de algún modo compensó aquella trágica pérdida. Fuiste, eres todavía aunque inconsciente, afortunada, María. Serás siempre añorada por hija, nietos y bisnietos y por un marido que, con tu ayuda inestimable, levantó un imperio luchando con un coraje de héroe que derribó todas la