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Mostrando entradas de 2011

Steve Jobs

Steve Jobs, CEO de Apple recientemente fallecido, pasará a la historia no solo por haber creado un mercado para el ordenador personal (PC) en el que nadie creía hace treinta años (me atrevo a decir que ni siquiera Bill Gates) sino sobre todo por haber convertido en indispensable un artilugio, el ipad, cuyo incierto fin va muy parejo a la escasa pericia con que sus poseedores lo manejan. La magnitud de Jobs como gurú de las computadoras al principio de su carrera, y como visionario del cosmos de internet después, será dimensionada por el tiempo que no me cabe duda de que le otorgará un lugar en el olimpo de los genios. Quien esto escribe ha sido un seguidor de la trayectoria profesonal de Steve durante los últimos 30 años. Leyó en su momento -junto a posteriores pseudobiografías del gran empresario, el libro “De Pepsi a Apple”, de John Sculley, quien ya consideraba, contando Steve con menos de treinta años, que había generado material suficiente para un libro. Lo cierto es que Steve s

Fantasmas

-Mamá, hay un fantasma en mi cuarto. La mujer apenas distrajo la mirada del televisor para vislumbrar la borrosa figura de su hijo en la penumbra del pequeño salón. Le dolía la cabeza y sentía punzadas en la cara y en los brazos. Se palpó con cuidado la carne tumefacta, la sangre seca, se recompuso con desgana el vestido roto y trató de ordenar su melena enredada y sucia. Su nuevo novio era otro bestia, pero el whisky que le llevaba era muy bueno. Bebían juntos y después se desmadraban juntos; y a veces incluían al pequeño en sus aquelarres etílicos. A veces, durante la resaca, la acosaban los remordimientos, pero su hijo nunca se quejaba, en su carita no vio jamás un reproche, un gesto de enfado o desagrado, una miraba de súplica; por eso y porque hacía años que había perdido el rumbo en la vida seguía buscando hombres y botellas a los que se aferraba como un náufrago a un salvavidas, a los que se entregaba con un delirio de deseo y masoquismo suplicándoles con voz ronca y dese

Viaje a París

Nunca duermo la víspera de un viaje, da igual el destino, la distancia o los trasiegos previsibles del trayecto, el sueño huye atemorizado por el desasosiego y la inquietud expectante, y un nudo en el estómago como anuncio de inciertos miedos que luego nunca cuajan imposibilita la necesaria relajación. La partida como un éxodo, la estación -de tren, de autobús, de aviones, de barcos-, que es todas las estaciones, como símbolo del alejamiento de lo querido al tiempo que preámbulo de una posible nueva vida -nunca como en los viajes tiene uno constancia de la mutabilidad e imprevisibilidad del decurso del tiempo, del capricho de un destino a cuya merced estamos- en la que quizá no quepa nuestro tiempo anterior a la partida, nuestra vieja vida predestinada al olvido. El viaje como cumplimiento de un fin personal con el que crecemos al alcanzarlo – y eso es bueno- pero que al hacerlo dejamos atrás parte de lo que fuimos y solo queda la añoranza -¿y eso es malo?-; el viaje como esencia del

Un mal día

Hoy ha sido un mal día. He madrugado, he tomado un desayuno indigesto, he resuelto con mucho esfuerzo asuntos mañaneros sin duda concebidos para amargarme el día; he tomado un almuerzo suculento que me ha sentado como un tiro; la siesta, como siempre, ha sido un infierno; y solo una tarde de agradable esfuerzo personal sin sentido práctico -no entraré en detalles- me ha deparado la ilusión de una velada nocturna en la que una cena compartida con una chica joven y bella que quiso para los postres reservarme una sorpresa 'íntima' en un recóndito lugar donde, si accedía a acompañarla, me desvelaría los arcanos secretos del éxtasis sexual, consiguió animarme. Pero a los postres estaba reventado y con la libido en las antípodas gracias a un plato innovador a base de seso de cangrejo y criadillas de búfalo que me desinfló la moral. Mi bella acompañante se fue diluyendo ante mis narices por los efectos de un vino cosecha del 54 que me transportó a una época sin duda excitante pero

Oscar

Es difícil acostumbrase a dejar de ser joven, porque joven es lo que uno ha sido toda la vida. La frase es de Oscar Wilde, que como murió joven no tuvo tiempo para cosechar el fruto de su ingenio. ¿Y lo deseaba? Ni puta idea, porque al carecer de ese envidiado -no cabe duda- y endiablado reflejo intelectual no puede uno -seguro que sí otro- tener la seguridad de si hablaba el hombre por experiencia propia -dudoso, murió relativamente joven- o si brindaba otra de sus frases a la posteridad. En cualquier caso, él fue joven toda su vida. Porque su talento no fue concebido para durar más que su ardor juvenil. Y porque los genios deben morir a tiempo. Hay que saber cuándo morir, y si no se sabe reconocer la fecha con exactitud, tratar de no morir el día de antes.

Rimando con desgana

No por nada existo y vivo triste una nada que insiste en ser mi vida; no por nada insisto y la persigo una ilusión que doy ya por perdida. Como di por perdido un desconsuelo que apareció ante mí con el disfraz de un porvenir lleno de anhelo cuya promesa se tornó en agrio final, en torpe y sucia maniobra del destino para llenar un alma llena de agujeros, empeño vano que se volvió mi sino porque al nacer, un pájaro de mal agüero, arrojó su sombra vil en mi camino y desde entonces vivo y muero y muero.

El órdago de Papandreu

  Como no puedo dormir -para variar- y en este hotel de Roma solo puedo ver una cadena en español que no para de comentar la noticia del referendo convocado por el mandatario griego Papandreu no he podido evitar formarme una opinión. El órdago de Papandreu es tan obviamente falso, tan suicida, que solo puede tener una explicación: asustar a su propio pueblo. Si los griegos comprenden que solo el rescate europeo les puede salvar a pesar del esfuerzo que se les exige, elegirán Europa. Y su primer mandatario tendrá a la fuerza el beneplácito de su pueblo. La maniobra es arriesgada y cuestionable, además de audaz, pero es un intento político de baja estofa al que no le faltarán politólogos defensores de su excelencia. Así es la política.

Gadafi

Ahora que ha caído todo el mundo lo pone verde. Gadafi ha sido siempre un dictador temerario y temible, nadie se atrevía a indisponerse con él. En el escenario mundial tenía un peso excesivo para sus bravuconerías, tal vez porque manejaba como si fuera suyo -o porque lo era- el petróleo libio, tan codiciado por los países desarrollados -muy desarrollados en cinismo-. O tal vez la hipocresía de la diplomacia oficial impedía a quienes la practican llamarle lo que ahora la prensa internacional le está llamando, directamente, sin alegorías o perífrasis atenuadoras, sin miramientos: asesino, demagogo, sanguinario, ultrajador, cacique, etcétera. Hoy he leído la noticia de que una modelo alemana ha perdido su trabajo por haber salido con un hijo de Gadafi, Mutasim, y por declarar ante un medio que siempre vio a esa familia ‘muy normal’. Pero es que los dictadores, por muy pervesos que puedan llegar a ser en sus actuaciones, deben mantener una rutinaria normalidad en sus casas por el motivo ev

Roma

Roma es un buen sitio para perderse. Te sientes ajeno a tu tiempo, reconstruyes, con sus calles mágicas, el laberinto destruido de tu infancia; vagabundeas sabiéndote a a la vez que perdido, en tu sitio verdadero, en el que desearías estar para siempre. Pero te pierdes de todos modos, y te sabes perdido pero no quieres encontrarte ni que te encuentren, sino seguir perdido eternamente y alquilar una moto para perseguir al tiempo y detenerlo -‘Vacaciones en Roma’,Gregory Peck y Audrey Hepburn- o contemplar el tiempo en una fontana aguantando las ganas de lanzarte al agua y violar a una sirena -'La dolce vita', Anita Ekberg y Marcello Mastroiani-. Roma es caos y paz, multitud y soledad, serenidad y angunstia. Roma es eterna y fugaz; un suspiro que dura siglos; una perdición. Hay que perderse en Roma.

Sobre algo

Mañana -dentro de un rato porque no puedo dormir- viajaré a Roma. Me equivoco al pensar que voy a un sitio conocido, seguro, muy distinto de esos desiertos enclavados en culturas potencialmente hostiles, porque no hay situación más potencialmente hostil que la que genera un presidente de gobierno que no quita ojo del culo de una integrante del equipo diplomático de un país amigo en una reunión de mayor o menor importancia. Berlusconi es un enfermo que gobierna a golpe de instinto sexual -se dice que no es raro verle hacer lo que le sale de los cojones-. Tal vez haya más casos de gobernantes rijosos, pero como se toman la molestia de disimular no se les nota. ¿Y qué? Una exacerbada libido es perjudicial para un buen gobierno tanto como una velocidad elevada influye en la calidad del tocino. De acuerdo que un personaje público en el puesto de Berlusconi debería dar cierto ejemplo moral, pero el mismo argumento aplicado a otros personajes públicos no parace surtir efecto; verbigracia, Mar

Sin ganas

Es complicado sentarse a escribir algo sin saber lo que se quiere escribir, y además sin tener ganas. ¿Entonces, por qué? Por amor al arte es lo primero que viene a la cabeza. ¿Qué arte? Ahí ya me he pillado. Arte es una palabra mayor, no aplicable a casi nada de lo que se escribe, ¿o sí? No lo tengo claro, porque no tengo claro lo que quiere decir 'arte'. El toreo es arte, dicen, como el flamenco o el silbo canario, pero no el funambulismo o el contorsionismo, habilidades que han sobrecogido en los circos los corazones sensibles de los niños durante siglos. Y ¿no son los niños los más aptos para decidir lo que es arte? Porque los niños tienen intacta la facultad de sobrecogerse, y el arte, creo, debe ante todo sobrecoger, sorprender, conmover, espeluznar. Con permiso de la mercadotecnia y de la crítica facilitadora. El arte es, por desgracia, el arte de moda, y la moda es muy manipulable. Entonces ¿por qué? Por qué se escribe, se pinta, se diseña, se compone música al dict

Una teoría

Estoy en posesión de una teoría original. Es sobre la vida y el tiempo, que yo siempre he creído que son lo mismo. El tiempo que vivo en mi vida en realidad es múltiple hasta la infinitud y se repite infinitamente con infinitos yoes que son todos los yoes que he sido y que seré. La vida se replica a cada instante y permite la existencia simultánea de todos los instantes de tiempo que se han vivido o que aún están por vivirse. El Luis que escribe esto en este instante coexiste con el Luis que acabará este relato con la frase “No sé qué pasará”, y con el Luis que nació hace cuarenta y nueve años tras un parto sin complicaciones, y con el Luis que recogió almendras en el campo de mi abuelo, a los quince años, durante las vacaciones de verano, para ganar un primer dinero con que comprar una moto -y que después compró mi padre sin pedirme ese dinero ganado-, y con el Luis de cinco años cuya pierna quedó atrapado entre los radios de la moto de mi padre en Motril y que le oía gritar que i

Te lo cuento

Yo cuento el cuento de una estrella sin noche, de un rumbo sin barco, de un llanto que llora una risa sin fin. Cuento un cuento sin final que no deja huella, esa huella fácil que solo está en el fin. Cuento cuentos sin contar contigo, cuento historias que dejan dormir, las olvidas con la rapidez de un parpadeo y no echas de menos principio ni fin. Cuento lo que invento sin que me lo pidas, y yo y los inventos nos llevamos bien: yo imagino un imposible idiota y ese pobre idiota ya vive sin mí. Cuento lo que siento sin sentir de veras, cuento lo que un tonto no supo contar, cuento lo imposible y hasta lo impensable que antes que yo alguno ya pensó por mí; y lo hizo posible, y no él sino el tiempo, que estropea los cuentos de nunca acabar. Cuento mis miserias, cuento mis mentiras, cuento mis anhelos, cuento mi verdad. Cuento tus sonrisas, cuento tus silencios, cuento los minutos que nos quedarán. Cuento sin descanso, cuento sin contar, cuento sin aliento si te cuento a ti. Cuento por

Roxana

  En mi pueblo nadie duda de los hombres-lobo, existen desde el inicio de los tiempos o al menos de los tiempos del pueblo y, aunque todos los temen han aprendido a compartir la vida con ellos; o más bien la muerte. Son un mal inevitable y se les acepta como a cualquier otro mal, de mala gana. Se convive, o mejor dicho se coexiste con los licántropos, porque no se comparte el tiempo salvo el muy fugaz de la muerte, ese instante repentino y atroz en que uno de ellos cae encima del elegido y con un mordisco brutal separa la cabeza del tronco de la víctima y mantiene su cuello desflecado y sangrante apuntando hacia la luna llena, después lo engulle y aúlla salpicando la noche de gotas de sangre aún caliente. A la mañana siguiente los vecinos encuentran una cabeza y un cuerpo separados por un charco viscoso, y pisadas violentas y frescas sobre el rocío de la hierba. Por eso, las noches de luna llena, cerramos y afianzamos puertas y ventanas y no se nos ocurre salir, salvo en ocasiones

Calumnias

No sé si nos hemos dado cuenta, pero estamos (existimos) en un estado de derecho que dispone de un sistema judicial independiente. Esto significa que por muy apegados que sigamos a la inercia de una dictadura que no termina de morir nuestras leyes son soberanas y lo que dicen va a misa. Me permito la ironía porque aparecen más a menudo de lo que sería democráticamente saludable juicios mediáticos más contundentes que los oficiales que trastornan, a veces de manera definitiva, la vida de algunos ciudadanos. Sólo pondré un ejemplo, aunque los hay a porrillo: el señor Buenafuente tuvo la descortesía de hacer un chiste fácil en su programa acerca de la atleta Marta Domínguez, merecedora de diversos galardones por su intachable carrera deportiva, y en aquel momento encausada por un supuesto delito del que quedó absuelta por completo meses después. Pues bien, el señor Buenafuente -un cómico excelente a mi entender- no se ha tomado la molestia de pedir disculpas a Marta Domínguez una vez a

Paradoja

Hay veces que escribo para que no me fusilen. Y otras porque si no escribo me muero.* * Esto no debe interpretarse literalmente, sino literariamente.

Con Bvalltu

Veo a Bvalltu echado en su tumbona de la terraza a la luz de la luna. Un tanga ridículo ciñe su cintura apergaminada y fofa. Se cubre la cara con unas estrafalarias gafas de sol años setenta. fuma un puro diminuto y apestoso, lo saborea. me echo en la tumbona de al lado, cansado. -¿Un mal día, corderillo? - Un mal siglo. - El tiempo es una dimensión elástica. - No estoy para sermones. - Intentaba ser amable. - Pues calla. Hace años que Bvalltu vive en mi casa y hemos sabido incorporar las borderías a la cotidianeidad de nuestras conversaciones ácidas y tiernas, a la liturgia de una relación de amigos separados por una raza y unos miles de milenios, nada que interfiera en una amistad verdadera. -¿Puedo decirte... -No. - Puedo quedarme callado, si lo prefieres... -Exacto. Nada como la mutua comprensión de dos seres que se conocen hasta la náusea.

El hielo llora de frío

Decía Gómez de la Serna en una greguería que 'el hielo llora de frío', y condensó en una metáfora lírica toda una teoría de las emociones. El lenguaje es un instrumento asombroso porque es un arma y un arte, un medio y un fin, una totalidad abrumadora sin la que las personas no lo seríamos del todo. Los grandes manipuladores de masas siempre han sido unos peritos en vocablos, conocedores no tanto de los entresijos de la retórica como del poder casi absoluto de la misma si se maneja sin pudor y sin contemplaciones. Demóstenes y Cicerón fueron grandes excepciones, oradores de raza que supieron jugar con genialidad el juego de las palabras para persuadir convenciendo con argumentos sin trampas. Los demagogos contemporáneos omiten por ignorancia la lógica sincera y llana de la persuasión y recurren al efectismo para conseguir los mismos fines, apelando casi siempre a un emotivismo y a una iracundia populistas que confunden o intimidan al personal y suplantan a través de la sens

Senectud

El viernes fui a hacerme una analítica. Me la había pedido el médico en enero pero siempre hay trabajo por hacer cuando se trata del médico, y no he podico encontrar un hueco hasta agosto. Fui en ayunas, como está prescrito, y en ayunas de las buenas porque no había cenado la noche anterior. Vivo en Cártama, un pueblo no muy grande, y analíticas no se hacen pero en una farmacia te recogen el producto interior y lo mandan analizar a cambio de un buen sablazo. Así que fui a esa farmacia el viernes, en cuanto abrió, y me puse a hacer cola. La cola era de personas mayores, muy mayores, que madrugan para aprovechar las horas que les quedan y son los primeros en llegar a cualquier sitio relacionado con la enfermedad o la muerte. A un señor anciano, apergaminado y con un garrote se acercó un señor mayor, violáceo y con una panza que daban ganas pincharla. -Hombre, Antonio, ¿qué haces tú por aquí? -Paracaidismo, no te jode. Se conoce que el buen hombre no estaba para milongas. Qué hubi

Ver para creer

Algún día alguien explicará la paradoja. Alguien sabrá decir sin sombra de duda los motivos por los que una potencia que ha impuesto su hegemonía mundial durante decenas de años, que ha utilizado todos los medios a su alcance -sin que las repercusiones alcanzaran a despeinar su sedosa cabellera imperial- para someter a sus propios intereses y sin atender a criterios mínimamente sostenibles cualquier expresión procedente de naciones soberanas encaminada a manifestar su propia soberanía por muy alejada que estuviese de los principios fundacionales del mundo occidental y por tanto de la 'Gran Potencia'; que ha coaccionado, chantajeado, sobornado, asaltado, avasallado y finalmente sometido gobiernos enteros con el único fin de que no se viese cuestionado su papel de 'Nación Elegida' en el paisaje geopolítico mundial; alguien sabrá explicar, insisto, el motivo misterioso por el que Estados Unidos, nación que se ha pasado por el forro reiteradamente y sin escrúpulos resolu

Finding Forrester

  En la película “Finding Forrester” Sean Connery da vida a un escritor de culto que consiguió fama en los años cincuenta con la publicación de una única novela. Después se exilia del mundo literario y no aporta nada nuevo a su carrera. El desencanto del éxito le recluye en un universo solitario y monótono donde se aferra a los menesteres triviales de una vida deliberadamente mediocre en la que camuflar su miedo y su duda, buscando mantener un imposible equilibrio entre una popularidad y un reconocimiento literario que le superan porque le intimidan o le avergüenzan y una ansiada vida anónima a la que no acaba de encontrar la medida, quizá porque no la ansíe de veras o tal vez porque le desencante de un modo contradictorio el anonimato más desnudo. Es un personaje desubicado que no termina de encontrarse a gusto como escritor reconocido ni tampoco como persona corriente. Se empeña en no mudarse del Bronx, barrio que le vio nacer y crecer, y allí ocupa un apartamento astroso en un edif

Resumen de un cuento de fantasmas

  Me encantan los cuentos de fantasma. Aquí les apunto uno de los más sintéticos de Washington Irving, “El estudiante alemán”, que H.P. Lovecraft clasificó como ejemplo de la “Desposada cadáver”, tomado de la compilación “Fantasmas” de Eduardo Berti.. En “El estudiante alemán”, el joven Gottfried Wolfgang es un apasionado de la lectura que cree en un mundo imaginario al margen del mundo real y que todas las noches sueña con un mismo rostro de mujer. En el inicio del relato, Wolfgang camina por las calles de la Francia revolucionaria cuando, al llegar a una plaza, ve una persona junto a una guillotina. Para su asombro, la persona es la mujer con la que él sueña y de la cual se ha enamorado. Wolfgang y la mujer mantienen este diálogo: -¡No tengo amigos sobre la tierra! -dijo ella. -Pero tiene hogar -replicó Wolfgang. -Sí, ¡en la tumba! El estudiante recoge a la mujer y le ofrece que vivan juntos para siempre. “¿Para siempre?”, pregunta la desconocida, con solemnidad. “¡Para

Indiana Jones

  Ya es mi santo, así que me felicito. Acabo de ver en la tele “Indiana Jones y la última cruzada” y, consultando datos, resulta que Harrison Ford era menor que yo cuando protagonizó la película. Se es sin duda en el tiempo, se es 'siendo' y las abstracciones, los conceptos, las ideas son fotogramas que no dicen de la verdadera existencia más de lo que las fotos o las filmaciones tomadas en momentos concretos puedan decir de las personas en ellas congeladas. La vida es un devenir imparable, un decurso que como un río solo se concibe en su movimiento. Ya dijo Nietzsche que Platón, siendo como fue un lumbrera, cometió la estupidez de idealizar (abstraer del tiempo) lo esencial del ser humano, condenando equivocadamente al Ser a una reclusión del intelecto que lo deshumaniza por inhumano. Me he ido un poco por las ramas, pero tengo una excusa. La primera vez que vi la película de Spielberg yo tenía veintitantos y Harrison Ford era un señor mayor. Hoy, al verla de nuevo y con el co

Un hongo para mi santo

  Mañana es mi santo y comienza el verano. El verano oficial, porque las calores empezaron antes. Tengo un hongo (de los que son parientes de virus y bacterias), me lo traje de Egipto, y su actividad es similar a la de Mubarak antes de dimitir (o salir huyendo), da mucho por el culo. Al parecer mis defensas están en la reserva, mi depósito de salud casi vacío. Estoy ensayando un método de relajación que no te cura pero te convence de que no vale la pena quejarse, pero como llevo toda la vida de lamento en lamento (alguien dijo de mí que soy un enfermo muy sano) me está costando, me siento más conforme conmigo e incluso con el hongo, pero sigo jodido. La técnica propone básicamente un cambio de perspectiva, en vez de pensar “joder que putada” trato de pensar “menos mal que solo es esto”. Quien no se consuela es porque no quiere, dicen. Somos dueños de nuestros pensamientos, rectores de nuestra situación anímica, de modo que pensando lo adecuado seremos felices o al menos no desgraciados

Walter Hego

  El señor Hego era un filósofo vocacional que se había forjado un rudimentario sistema de principios metafísicos a través de la lectura de los filósofos antiguos. Parménides, Demócrito, Heráclito, Gorgias, Protágoras y demás presocráticos. Sus lecturas se limitaban e ellos porque siempre tuvo la certeza de que, a partir de Sócrates -del que afirmaba fue un embaucador y un charlatán que usaba su supuesta agudeza para seducir a jovencitos a los que luego se cepillaba sistemáticamente- la filosofía pura se corrompió y se convirtió en una rama impura de la ciencia al servicio de los poderosos, siempre ávidos de conceptos abstractos con que embelesar al pueblo. Una de sus creencias era la dualidad del alma, y la exponía en los siguientes términos: todo ser gestado o nasciturus, mientras permanece en el claustro materno, sufre un proceso divisorio que lo convierte en dos seres idénticos; a veces fructifica su nacimiento y nacen gemelos, pero otras veces, las más, la capacidad gestante de la

Una despedida

Aquí estoy de nuevo, amor, otro día más sentado en esta lápida de mármol bajo la que te encuentras. Demasiado pronto me has dejado solo, anclado a un mundo que solo existe ya en mis recuerdos y lamentando mi triste condición de vagabundo desesperado, de huérfano de tu amor; desamparado y perdido en una existencia vana y oscura y en la que solo me sostiene la evocación de cada minuto de nuestra vida en común, de aquellas risas incontroladas mientras paseábamos abrazados, de las complicidades y los pequeños gestos que eran el alma de nuestra relación. Una vida sin ti es una muerte constante, me siento incompleto, demediado, desgarrado, como si me hubieran amputado la mitad del alma, una víctima del terrorismo de dios, un paria. Vuelvo aquí como cada día, amor, con la esperanza de que, igual que cuando vivías, comprendas sin palabras lo que siento, lo que pienso, de nada serviría explicarlo en voz alta, podrían tomarme por loco aunque a estas horas el cementerio está vacío, podría tomarme

Gracias, Zapatero

Los resultados electorales de ayer dejan muy claro el descontento de los ciudadanos con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El voto de castigo ha sido contundente, pero sobre todo ha sido arriesgado. Y no hablo de Álvarez Cascos, sino de Bildu, un grupo político que sólo a última hora fue rescatado para las elecciones y cuya vinculación real con ETA nos será desvelada a lo largo del mandato de sus más de mil concejales elegidos en las votaciones de ayer. Y hablo de voto arriesgado porque me parece que muchos de los que han votado a Bildu como castigo al gobierno de Zapatero no saben dónde se han metido, ni dónde nos han metido. Los ciudadanos han votado al PP allí donde donde la única alternativa posible era ese partido; pero en zonas con fuerte espíritu nacionalista el voto ha ido a parar a formaciones políticas separatistas, lo cual es muy comprensible, porque ¿quién desearía pertenecer a un país subyugado por su propio gobierno? El problema es que Bildu es el último cach

Solidaridad

  No sé si siempre, pero al menos en las últimas décadas se ha hablado mucho de solidaridad. La realidad a la que se refiere la palabra es variable y, por tanto, depende de lo que por ella entienda quien la emplee; es decir, que solidario es quien crea que lo es, y lo mismo pasa con vocablos como 'devoto', 'íntegro', 'leal', 'imparcial', 'magnánimo'. El contenido semántico de las palabras, muchas veces ambiguo, proporciona a quienes las usan un arma letal de la que no siempre son conscientes, un instrumento de manipulación y una coartada para sus propias conciencias. Decir es ya decir demasiado ('Toda palabra es una palabra de más', Ciorán); callar es incluso peor. Somos nuestras palabras, de ellas dependemos y a ellas nos encomendamos. Cuando, años más tarde, nos recuerdan aquello que dijimos tal vez a partir de una alegría cuyo fin trajo el remordimiento y el arrepentimiento de lo dicho, no sabemos qué cara poner; incrédulos (desmemoria

El más allá

Hay una especie de obsesión con los cuerpos de las personas muertas, sobre todo cuando la muerte ha ocurrido en circunstancias violentas y el cadáver no aparece. Los familiares afirman invariablemente que no podrán descansar hasta que el cuerpo muerto de sus ser amado descanse a su vez en paz, dándole adecuada sepultura y oficiando los ritos pertinentes para garantizar su eterno descanso, aunque lo que recuperen del cadáver solo sean unos huesos cubiertos de jirones de piel muerta. El cuerpo, que tanto condiciona la vida de la persona, pierde toda entidad humana en la muerte, y por más que las religiones o supersticiones hagan creer lo contrario, no es más que despojos sin vida que en nada se diferencian de los de un gato muerto. Rendir honores a unos restos ya inhumanos es ridículo y sólo se explica por el afán de creer en una vida posterior a la que nos toca vivir aquí, aunque nunca haya habido constancia e esa otra vida de ultratumba. La esperanza frente al desencanto siempre ha

Amistad

Amistad: Relación caracterizada por el desinterés y la estima. Aristóteles distingue la amistad real de las relaciones establecidas por placer o conveniencia, “porque en estas últimas el amigo no es amado por lo que él es”. Los problemas filosóficos que plantea la amistad consisten en explicar: 1) en qué otro sentido puede ser valiosa la amistad si no lo es por placer o conveniencia, puesto que, como Aristóteles observa, “nadie elegiría una existencia sin amigos a cambio de poseer todas las otras cosas buenas del mundo”; 2) cómo puede la amistad, al igual que las relaciones familiares, generar obligaciones que no se tienen para los que no son nuestros amigos; 3) cómo puede justificarse que yo ame a alguien como amigo mientras rehúso la amistad de otros que poseen las cualidades que yo estimo en mi amigo, puesto que comportarse de otro modo no es (por ejemplo) “amarte a ti mismo y no a tu cabello rubio” (Yeats). Diccionario Oxford de filosofía. Parece que Aristóteles, que s

La intolerancia sin tiempo

El veto al velo musulmán no es un fenómeno contemporáneo, la xenofobia y el fanatismo siempre han existido y cobrado numerosas víctimas entre las minorías étnicas que han cohabitado un espacio y un tiempo con mayorías recelosas que no han dudado en ir contra sus propios intereses incluso -o sobre todo- económicos en aras de una depuración étnicas cuyas ventajas nunca se han podido demostrar. Cito a continuación un texto muy ilustra tivo: “ ...es mi merced y voluntad y mando que, además de lo en las dichas mis cartas contenido, ningunas personas, de cualquier edad que sean, de las mujeres de los dichos nuevamente convertidos no puedan traer ni traigan almalafas ni cubiertas las caras, pasados los dos años primeros siguientes, que se cuenten desde el día que esta mi sobrecarta fuere pregonada y publicada en las ciudades del dicho reino, que este término les doy para que puedan gastar las dichas almalafas que tienen hechas. Y pasados dos años, traigan mantos de paño y descubiertas l

Un círculo del tiempo

Jenny siempre fue una niña muy despistada, y también una lectora empedernida. Leyendo los libros de la biblioteca familiar se le iban las horas y los días, porque era incapaz de interrumpir la lectura de un libro sin haberlo terminado. Leía y leía echada en su cama, apoyada sobre un codo y dando la espalda a la puerta, con su mano libre se mesaba el pelo rojizo que caía en tirabuzones sobre sus hombros desnudos. Así pasaba Jenny los días de su infancia, leyendo con ansiosa indolencia sobre su cama, hechizada por las tramas de aquellos volúmenes, por sus personajes y sus historias, por su misterio. Tanto le absorbía la lectura que no se dio cuenta, hasta que terminó la lectura de aquel libro enorme siendo ya un fantasma, que en algún momento de la historia se había tenido que morir. Le costó un poco aceptar su nuevo estado, pero más por la curiosidad insatisfecha de averiguar cómo es eso de morirse que por el cambio de naturaleza que la muerte le había traído. Ahora era un fantasma y

Tiempo y duda

Lo que tal vez me lleva a escribir con cierta asiduidad es la posibilidad de enmienda que brindan los escritos, la tachadura que borra lo que al leerlo nos parece incorrecto o improcedente o desmesurado, que es muy parecido a modificar el pasado, a reescribir la propia historia para intentar librarnos de la culpa o escapar de la nostalgia. La palabra se diluye en el aire o se deslíe en el papel, se borra con una facilidad que quisiéramos para los recuerdos, se tergiversa en última instancia con un cinismo que duele menos que el inventario de nuestros actos en el tiempo. Porque uno debe rendir cuentas, si no ante otro -u Otro- ante sí mismo, de lo que uno ha vivido y por qué lo ha vivido así y no de otro modo, de por qué hizo lo que hizo o no hizo lo que acaso debió hacer, de por qué sí o por qué no, ya que cada uno de los actos, por mínimos o triviales que pudiesen parecer en su momento, tienen trascendencia siempre y a menudo de un modo trágico, aunque eso lo percibe uno muy a tras

Otro despiste

  Tras mantenerme despierto recurriendo a cantidad de sistemas, todos dentro de la ley, hasta estas horas de la madrugada dominguera, he podido comprobar que, una vez más, mi simpático despiste me la ha jugado. Otra vez. Quería mantenerme despierto para ver en directo la final del torneo de tenis de Miami entre Nadal y el serbio (no acierto a escribir su nombre sin erratas). No sé cómo creí entender que esa final se jugaba a las dos y media a eme de este domingo, pero acabo de comprobar que será este domingo pero a las siete de la tarde. Cojonudo. Me siento un capullo de bandera, como seguramente soy. Y lo pongo por escrito para que, si se me olvidara, alguno de ustedes (de vosotros) me lo recuerden cariñosamente en cualquier momento y con los colores me venga también el coraje para buscar un instrumento de cordura que me sirva para no terminar atrapado por mi propio caos vital. Pero no creo que a estas alturas... Para matar el aburrimiento y calmar el cabreo ha aprovechado para col

Breve aclaración

Creo que dejé incompleto mi post sobre lecturas más o menos obligadas. Y, lo confieso, no lo escribí tal cual lo sentía por la pereza de la hora, quiero decir que lo cercené a sabiendas, con esa crueldad indolente que anticipa el pecado de desidia. No creo que haya libros de obligada lectura, pero sí una especie de bibliografía personal forjada con los hallazgos proverbiales y las recomendaciones más o menos acertadas que van conformando una biblioteca vital, obviamente escasa, cuya lectura nos aportará, según el caso, diferentes interpretaciones de la vida. Quiero decir que la única posibilidad de honestidad es leer tal y como se vive, a la buena aventura, y no ciñéndose a un disparatado programa cuya urdimbre, para ser creíble, tendría que estar tramada en el Parnaso. Me acabo de dar cuenta de que trato de justificar una postura intelectual. Que cada cual lea a su modo y sírvase el pretendido erudito citar cuantas fuentes estime convenientes para que no haya duda de su erudici