Tumbado en la hamaca de la azotea, tomando baños de luz de la espléndida luna de marzo, Bvalltu parece reflexivo. Yo, cuando lo veo así, me echo a temblar, las reflexiones de Bvalltu no son moco de pavo, y siendo tozudo en defender sus argumentos, por precarios o disparatados que estos sean, acaba por embrollarte de tal modo que al final ni sabes de lo que estás hablando, o acabas tan desquiciado que dejas de lado la retórica y optas por el vocerío verdulero que tanto le gusta a este bicho. -¿Sabes la diferencia fundamental entre un pobre de un país pobre y un pobre de un país rico? -pregunta sin dejar de mascar un trozo de jamón que se le quedó entre los dientes al mediodía. -Pues así de pronto no. -La diferencia esencial es que el pobre del país rico sueña con poseer algún día un Mercedes 500; y el pobre del país pobre sueña con llegar a tener 500 Mercedes. Puede parecer algo sutil, pero en esa sutileza radica la base de todos los conflictos humanos. -Escupe la tira de ...
Un alienígena alucinado.