No sé si nos hemos dado cuenta, pero estamos (existimos) en un estado de derecho que dispone de un sistema judicial independiente. Esto significa que por muy apegados que sigamos a la inercia de una dictadura que no termina de morir nuestras leyes son soberanas y lo que dicen va a misa. Me permito la ironía porque aparecen más a menudo de lo que sería democráticamente saludable juicios mediáticos más contundentes que los oficiales que trastornan, a veces de manera definitiva, la vida de algunos ciudadanos. Sólo pondré un ejemplo, aunque los hay a porrillo: el señor Buenafuente tuvo la descortesía de hacer un chiste fácil en su programa acerca de la atleta Marta Domínguez, merecedora de diversos galardones por su intachable carrera deportiva, y en aquel momento encausada por un supuesto delito del que quedó absuelta por completo meses después. Pues bien, el señor Buenafuente -un cómico excelente a mi entender- no se ha tomado la molestia de pedir disculpas a Marta Domínguez una vez a...
Un alienígena alucinado.