Aunque soy consciente de la necesidad de una estructura política que gobierne y mire por los intereses de un estado, estructura política que, desde luego, en el supuesto utópico de que desempeñase la función para la que fue concebida y, por ende, limitándose a procurar la buena marcha social impidiendo desmanes y fomentando aquello que suponga una mejora para el pueblo, y hasta suponiendo -que ya es suponer- que a ese único fin se encomiende, no puedo creerme que estas nobles metas se materialicen, en la dimensión abrupta que sirve de escenario para tales menesteres, sin que un mínimo, asumido y tal vez inevitable grado de podredumbre arruine lo perseguido por esa estructura política, en el más benévolo de los escenarios, y con un escandaloso y deplorable compadreo de cariz expoliador si nos atenemos a la lamentable realidad del habitual comportamiento de algunos grupos sociales (emparentados, en nuestra tierra, con la especulación inmobiliaria.) Acabo de perderme, pero creo que es...
Un alienígena alucinado.