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Mostrando entradas de marzo 10, 2009

Encuestas truculentas

A menudo se dan situaciones absurdas que, si se fuerzan lo suficiente, acaban por cobrar sentido, un sentido falso en sí mismo, pero verdadero para las personas involucradas en este tipo de circunstancias. Un ejemplo extremo sería el del cuento del rey al que un modisto avispado vendió un traje invisible, y con él puesto paseó, luciéndolo, ante su pueblo. Fue necesario que un niño –los niños siempre son más difíciles de engañar, en contra de lo que se cree- voceara que el rey iba desnudo para que se rompiera la baraja y todo el mundo, incluido el rey –y para su escarnio-, abandonara aquel juego absurdo de creer en trajes invisibles. Otro ejemplo podría ser el del borracho que ha perdido las llaves y las busca a la luz de una farola; se acerca un transeúnte y le pregunta si le puede ayudar, a lo que el borrachín responde que desde luego. Cuando, tras un buen rato de búsqueda infructuosa el buen samaritano le pregunta si está seguro de haber perdido las llaves precisamente allí, el bor