Ir al contenido principal

Mi tiempo


Las lluviosas mañanas de invierno despiertan mi melancolía en forma de recuerdos perfumados de tristeza. El hecho en sí tal vez no fue triste, pero los años truncan la realidad con la precisión implacable de una segadora mecánica y lo que fue de una manera hoy se me antoja de otra. El ánimo que me envuelve en cada instante matiza mi vida entera de uno u otro color. En cambio los radiantes atardeceres del verano sureño me obligan a mirar hacia el futuro con una esperanza que debe parecerse mucho a la fe que nunca tuve. Veo el mañana con ojos ansiosos y deseo que el tiempo acelere su curso para que la impaciencia por vivir deje de retumbar en mi corazón. Pero me calmo pronto porque sé que el mañana siempre llega, aunque no sea para todos, pero sí para mí, pienso con incongruencia, sí para mí, y descubro que es una súplica que se debe parecer mucho a las oraciones que nunca pronuncié. Las estaciones y los sentimientos se conjuran para alterar sin motivo mis estados de ánimo, mi tornadizo humor, mi voluble talante y mis cambiantes deseos. A veces se me hace insoportable esta hipersensibilidad que tanto me trastorna. Siento mi vida como una hoja transportada a ningún lugar por el viento caprichoso del destino. Pero jamás me pregunto ¿por qué? ni ¿para qué? La falta de sentido lo explica todo, es en realidad el sentido de todo. Dejo las filosofías para mis escritos, pero no permito que mi imprevisible día a día se vea alterado por angustias sin fundamento ni miedos desprovistos de razón; y aun así todo me afecta, todo me produce dolor o placer, o ambas cosas. Y así, entre inviernos y veranos, entre esperanzas y melancolías, voy gastando mi tiempo en este mundo, un tiempo infinitesimal que no merece la pena desperdiciar, porque en él transcurren mientras lo habito todos los sinsentidos que constituyen la cifra de mi existencia, otra más que no dejará otro rastro que el distorsionado recuerdo que vivirá muy poco tiempo en la memoria de quienes me sobrevivan.

Comentarios

El Doctor ha dicho que…
Sencillamente hermoso.No somos lo que tenemos.Tenemos lo que somos.
Luis Recuenco ha dicho que…
Y también somos porque no tenemos más remedio.

Un abrazo.

Entradas populares de este blog

Ya te digo

¿Cuál es el momento más adecuado para decir basta? ¿Cómo reconoce uno el instante en el que hay que parar? Y no me refiero a las relaciones sentimentales -aunque también-, sino a los diferentes episodios que suceden en la vida, cuya suma la articulan y le dan sentido. Porque ese final nunca avistado marca la diferencia entre lo que fue y es y lo que pudo haber sido y podría ser, entre lo existente y lo ausente, entre lo que somos y lo que ya nunca podremos ser. Y hay un componente de negligencia en esa ceguera que nos impide detenernos a tiempo, antes de que lo previsiblemente imprevisible determine nuestra realidad, porque decir que no a la siguiente copa, a la estéril llamada, a apretar el pedal del coche, a responder a un agresivo, a una indiferencia ante un ser querido, a tantos gestos prescindibles, es una responsabilidad tan decisiva que si lo supiéramos en su momento nos lo pensaríamos dos veces. Y pensar dos veces es la asignatura pendiente de la humanidad. Nuestra negligencia ...

I dreamed a dream

La conocí en mis sueños. Apareció de repente. Era rubia, delgada y vestía una túnica azul cielo. Su risa repentina expulsó del sueño a los fantasmas habituales y me devolvió de golpe la alegría de soñar. Con voz coralina me contó un largo cuento que yo supe interpretar como la historia de su vida en un mundo vago e indeterminado. Sabía narrar con la destreza de los rapsodas y usaba un lenguaje poético que le debía sin duda a los trovadores. Todo en ella era magnético, sus ojos de profunda serenidad, su rostro de piel arrebolada, sus manos que dibujaban divertidas piruetas en el aire para ilustrar los párrafos menos asequibles de su discurso, los pétalos carmesí de sus labios jugosos. Cuando desperté me sentí desamparado y solo, más solo de lo que jamás había estado, empapado de una soledad que me calaba hasta los huesos. No me levanté y pasé el día entero en la cama deseando con desesperación que llegase de nuevo el sueño, y con el sueño ella. Soy propenso al insomnio, sobre todo cua...

Michael

Ayer murió Michael Jackson por disolución provocada. No es el veredicto médico exacto, pero es más exacto que el veredicto médico. Su difuminación comenzó a partir de su incapacidad para compatibilizar sus éxitos profesionales con sus fantasías de Disneylandia. Se creyó Peter Pan, pero con plenos poderes sobre su cohorte de pequeñajos, y le dolió menos la compensación económica de ciertos comportamientos con menores que la evidencia de que eran equivocados en esta sociedad, en este mundo que no era el suyo. A partir de esa certeza su tendencia etérea se acentuó, no sin antes confundir al mundo mostrando un cuerpo que ya no era el suyo. Por eso, viejo –muy viejo- aceptó por fin que ya era hora de marcharse, y lo hizo a lo Marilyn, sin dar ruido. Descanse en paz.