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Mi amigo Bvalltu

Veo a Bvalltu algo alicaído y como encorvado estos últimos meses. Se lo comento y me responde que está cargado de razón y eso siempre pesa y uno se resiente. Su autoestima, en cambio, está más enhiesta que nunca. Estos extraterrestres son un cúmulo de contradicciones. Su aparente inmortalidad les confiere un halo de prepotencia sólo comparable a la de algunos humanos que siempre me han parecido inhumanos, o infrahumanos, o extraterrestres, y que han practicado el proselitismo como método de autoafirmación frente a sus evidentes inseguridades. Los grandes déspotas que se auparon al poder a base de intrigas, falsedades, adulaciones, deslealtades y mucho oportunismo. Es, en el fondo, un don como otro cualquiera, sólo hace falta la oportunidad para ponerlo en práctica. Y han llenado páginas de la historia con sus horripilantes y mezquinas historias. Y han manchado de sangre ajena el libro del tiempo. Y nadie nunca luego les ha reprochado nada porque lo que queda en los libros son batallitas que entretienen y no enseñan, por eso no aprendemos nunca nada y repetimos una y otra vez los mismos errores, y así, como Sísifo, hasta el fin de la eternidad.

Pero, por otro lado, somos lo que somos y estamos donde y como estamos precisamente por ellos. La historia se escribe a puro latido de corazón y el corazón es multifacético y encierra en cada una de sus caras lo pero y lo mejor que puede dar de sí. ¿No fue el beso de Judas la primera piedra del cristianismo? ¿Que habría sido de Jesús de Nazaret sin aquel beso redentor? ¿Y qué de los curas pederastas? ¿O de los misioneros que dejan sus vidas cuidando las de otros que no tienen por qué ser también misioneros? ¿El fin justifica los medios? Los principios dogmáticos de las morales absolutistas, incluido el cristianismo, no son obstáculos insalvables para quienes practican el relativismo moral, sobre todo cuando es de tapadillo.

Por favor, Bvalltu, para ya de recorrer la habitación como un obseso, ¿no ves que intento escribir algo que incluso yo pueda entender? ¿Una cervecita? Es un poco temprano y queda tanto por leer..., pero mira Schopenhauer, que dice que la excesiva lectura nos apergamina y que nunca hay que ceder al impulso de escribir por más que uno disfrute leyendo. Leer, escribir, dormir, tal vez soñar; eso, ahora síndrome de Hamlet, esta hipocondría me va a llevar a la tumba...más sano que una manzana. Venga ese refresco, pedazo de alien, eres un tipo cojonudo, ¿te lo había dicho? Por cierto, hoy pagas tú, y...¿cómo que no llevas la carterilla? Pero tío, ponte los pantalones por lo menos; cualquier día los vecinos van a llamar a la policía y a ver cómo les explicamos a los agentes que eres un ser de otro planeta que tiene una fe desmedida en sí mismo, porque ya sabes que Chesterton dijo que los que creen ciegamente en ellos mismos están todos en el manicomio. Sí, sí, ya sé, vale, yo pago, pero que sepas...

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