Un destino separado de mi sino, una rosa que se marchitará, un perro apaleado, una crueldad que se cumple a pesar mía, un beso triste en la clara oscuridad, un almacén de llanto, un preso desahuciado de la vida, un trono real sin rey, un pozo seco, la risa de una niña sin vida, el autor de un libro seco, un bosque verde que pierde su verdor, la camisa sudada de un notario, un relato que no terminaré, la lágrima furtiva de una madre, el ocaso de una eternidad, la palabra de honor de un mentiroso, el 'hasta pronto' de quien no piensa volver, 'sin identificar' dice la placa en un cadáver, 'cerramos, caballeros' dice el barman otra vez, 'te juro por mi vida que no es cierto', mañana es otro día otra vez, las palabras que se dicen dejan huella, hacen daño, no se pueden enmendar. Palabras y palabras que se arrojan sin ser conscientes de que se nos volverán.
Transcribo el prólogo de la autobiografía del filósofo Bertrand Russell escrito por él mismo: PARA QUÉ HE VIVIDO
Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad,esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura místicala visión anticipada del cielo que han que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin...
Comentarios
Un abrazo.