Algún día alguien explicará la paradoja. Alguien sabrá decir sin sombra de duda los motivos por los que una potencia que ha impuesto su hegemonía mundial durante decenas de años, que ha utilizado todos los medios a su alcance -sin que las repercusiones alcanzaran a despeinar su sedosa cabellera imperial- para someter a sus propios intereses y sin atender a criterios mínimamente sostenibles cualquier expresión procedente de naciones soberanas encaminada a manifestar su propia soberanía por muy alejada que estuviese de los principios fundacionales del mundo occidental y por tanto de la 'Gran Potencia'; que ha coaccionado, chantajeado, sobornado, asaltado, avasallado y finalmente sometido gobiernos enteros con el único fin de que no se viese cuestionado su papel de 'Nación Elegida' en el paisaje geopolítico mundial; alguien sabrá explicar, insisto, el motivo misterioso por el que Estados Unidos, nación que se ha pasado por el forro reiteradamente y sin escrúpulos resoluciones del Tribunal Internacional de La Haya que la han acusado de delitos de lesa humanidad, ha terminado humillada, desfallecida y llorosa ante el dictamen financiero de una entidad privada sin potencial bélico que no ha dudado en enseñar al mundo los pañales sucios de tamaña potencia; y la única reacción de esa potencia ha consistido en mancharlos todavía más. Ver para creer.
Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d
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