Veo
de vez en cuando un programa de televisión cuyo nombre no consigo
recordar (El agua y el gato, el cascabel al agua, el cascabel del
gato...). Es un programa de debate sobre prácticamente todo siempre
que la opinión sea más importante que lo opinado, como viene siendo
norma en todos los programas de debate. Lo que llama la atención de
este es que los contertulios, en vez de -o además de- la dichosa
iPad tengan sobre la mesa una copa de vino tinto. Mi perplejidad se
revela a través de algunas preguntas: ¿Por qué tinto y no blanco?
¿Por qué iPad y no iPad mini? ¿Por qué no agua? ¿Por qué no
Samsung?...y así 'ad infinitum' o casi.
Lo
que de verdad me gustaría saber es si la presencia de la copa de
vino se debe a un capricho del encargado del atrezzo o a una
exigencia del responsable del decorado. Porque si la culpa fuese del
primero le mentaría a la madre; y si del segundo, a la madre que lo
parió. El alcohol, sea quien sea el hijo de la madre a quien me debo
dirigir, está considerado como una droga y como tal, debidamente
tipificada por el organismo internacional competente en el tema
(Drugs and 'no sé qué' Administration o algo parecido, hoy no es el
día para presentarme a un concurso de memoriones). Que no se haya
controlado su publicidad debidamente se debe en gran parte a la
'cultura del vino' o 'el vino como cultura' que demasiadas veces se
traduce en 'vino y cultura, trompa segura'.
¿Qué
necesidad hay de inculcar, manque sea subliminalmente, una
proposición absoluta en las mentes más vulnerables -la de los
niños? Una proposición absoluta -'con una copa en la mano serás un
buen tertuliano', o 'con mis huevos y un buen vino a este tipo lo
fulmino'- de muy dudosa veracidad y fácil refutación. ¿Por qué
esa apología -¿gratuita?- de una substancia que no es tan
contributiva al desarrollo de la mente infantil como al deterioro de
la senil?
Por
otro lado, ¿qué pasa con el anís, qué con el pacharán? ¿Pacharán
más de mil años, muchos más? ¿Se trata de un caso flagrante de
discriminación etílica? ¿Será que el presupuesto solo da para
vinos baratos? ¿Qué será, será?
No
me sorprende que los tertulianos de ese programa propagandista del
vino emitan opiniones que pareciera emitidas por borrachos, lo que sí
me sorprende, y mucho, es que ocurra lo mismo en otros programas
donde no hay vino en la mesa ni -y aquí coinciden ebrios y sobrios-
neuronas en los cerebros.
A
ese programa televisivo que necesita vino para decir su verdad, a
tantos padres que les sirven a sus hijos vino 'sin alcohol' y que
estos ingieren como si fuera 'con', a tanto político permisivo con
los 'botellones', a tanta hipocresía respecto del problema del
alcoholismo que solo hace que empeorar el problema, a tanto médico
ignorante y bobo que se cree con autoridad para hablar de lo que
supinamente desconoce; a todos, un gracioso corte de mangas rematado
con peineta. Y todos al carajo, o al carajillo, según.
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