Las moscas prefieren una buena mierda a un suculento solomillo. Sobre gustos, ya se sabe, y sobre todo si hablamos de otras especies. Excepto, tal vez, el oso hormiguero, los animales y las personas pueden cambiar su paladar, incluso educarlo. Esto último no sé lo que es o en qué consiste, pero el verbo denota una posibilidad de mejoría, es de suponer, o tal vez no, porque es un verbo ambiguo. Educar a veces se confunde con adoptar unos hábitos que están de moda, y eso no implica necesariamente una mejoría, incluso puede suponer una franca desmejoría. En cualquier caso, cambiar el paladar puede ser una consecuencia de circunstancias que implican cambios en los hábitos de vida. Si uno se va a vivir a Laponia, es imprescindible que no sea alérgico a la carne de foca, o de reno. Los extraterrestres disponemos de una ventaja cualitativa: comemos lo haga falta, nuestro paladar es galáctico. Yo, por ejemplo, con un chocolate con churros para desyunar, una ensalada y un entrecot al mediodía y guacamoles con patatas fritas para la cena, ya voy servido.
Transcribo el prólogo de la autobiografía del filósofo Bertrand Russell escrito por él mismo: PARA QUÉ HE VIVIDO
Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad,esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura místicala visión anticipada del cielo que han que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin...
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