
A ver, a mí me gustan los toros y eso me crea un conflicto, porque mis sentimientos están del lado del animal, de evitar su agonía, aunque su estudiado suplicio me produzca cierto placer, o mucho. ¿Qué hago al respecto? Es algo inducido en mi temprana infancia, que me crea, como suele ocurrir con lo que asimilas a tan tierna edad, un conflicto freudiano entre lo que quiero y lo que debería querer. Lo de siempre, vamos.
Quiero aclarar, para que aquellos que siguen mi blog, aunque sea de manera esporádica, que el cambio de fotografía en ‘mi perfil’ y que se refleja de manera evidente en la cabecera de la página, se debe a una actualización. La foto anterior era de enero del 2008 y la nueva de septiembre del mismo año. ¿Por qué no una de ahora? Pues porque soy muy vago.
Comentarios
No seas vago y actualízate. Creí que era efecto del régimen, pero sería bueno conocer tu perfil actual.
Si se refiere al asunto expuesto en la entrada donde me la pedías, sólo quizás precisar que cuando se hacen unas críticas como las que se emitían desde el blog de Sergi y el de Relataduras, uno tiene que mojarse, no vale pretender estar por encima del asunto. De hecho, a duras penas ellos mismos llegan a asumir los vicios generales que critican como propios.
No sé si me aclaro del todo bien.
En cuanto a las corridas de toros, yo las prohibía, y no te digo ya los sanfermines, pero soy un radical.
Un saludo.