Tengo que decir que soy piloto de avionetas, y aunque para ello la preparación requerida diste mucho de la que se exige a los pilotos de grandes aviones, hay conocimientos elementales comunes. Por ejemplo, que aunque sea siempre recomendable evitar tormentas, atravesarlas no tiene por qué entrañar un peligro grave para el avión, a no ser que el fenómeno atmosférico sea excepcionalmente grave. Si además el aparato es de alta fiabilidad, como suele ser común en aviones comerciales, el riesgo de siniestro es mínimo. Por eso no doy crédito a las ambiguas noticias sobre el accidente del avión de Air France desaparecido en el Atlántico. Ambiguas y contradictorias; y para colmo insuficientes. Descartada la posibilidad de recuperar la caja negra, sólo cabe preguntarse por qué se desatendieron hasta veinticuatro solicitudes de auxilio en el corto espacio de cuatro minutos. Graves negligencias se adivinan que no deben quedar sin dilucidar. Por la tranquilidad de los familiares de los fallecidos y de los viajeros que vuelan con asiduidad.
Transcribo el prólogo de la autobiografía del filósofo Bertrand Russell escrito por él mismo: PARA QUÉ HE VIVIDO
Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad,esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura místicala visión anticipada del cielo que han que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin...
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