Ir al contenido principal

El novato


La gente compadece a los locos igual que lo hace con un animal atropellado en la carretera, sin ningún gesto de socorro que nos rescate de nuestro suplicio. No comprenden la diferencia sutil que nos proscribe de una sociedad cuerda, ese plus de irracionalidad que nos revela un mundo diferente del suyo, separados de ellos por unos muros que dividen lo socialmente aceptable de lo ignominioso. Es imposible, por otra parte, una comprensión que obligadamente se tendría que sustentar en una carencia innata, una incapacidad genética para ver el mundo como lo vemos nosotros, en todas sus dimensiones. ¿Cómo explicar a quien no la posee lo que esa extensión perceptiva nos muestra? ¿Cómo transmitir a quienes viven una vida plana la riqueza de los volúmenes? Yo hace tiempo que desistí de semejante empeño, que me resigné a una condena que me alienaba por diferente, por imprevisible, por genuino. No puedo ser mas que lo que soy, una anomalía, un desperfecto incalificable que desconcierta y asusta, porque lo distinto inquieta y hay que mantenerlo vigilado, aislado, o destruirlo. Dentro de este recinto siento que están consiguiéndolo con lentitud pero con férrea decisión. Acabaré por volverme loco.

Anoche oí ruidos en el corredor; ruidos sordos y sofocos, como de una pelea silenciosa. Pensé en el nuevo interno, un novato que se cree muy listo y por eso ya ha recibido más de una hostia, de los enfermeros pero también de otros internos que no permiten que ningún señoritingo les ningunee. Aquí existen unas normas de comportamiento que conviene seguir si no quieres ser un alienado entre alienados, la escoria de las mazmorras. Le estarían dando alguna tunda al novato, pensé.

Me he cruzado con el nuevo esta mañana y no puedo negar que me han irritado sus maneras arrogantes, su sonrisa despectiva, su chulería. Este tipo no escarmienta. A la hora del almuerzo dos enfermeros mostraban unas extrañas magulladuras en sus rostros. Al ir servir la sopa al nuevo llenaron su plato hasta el borde. Algunos nos miramos con incredulidad. Habrá que vigilar bien a ese capullo, parece que tiene sus propias reglas, y sabe imponerlas. En ese momento el novato me miró con ojos de reptil y enseñó sus dientes oscuros alzando su labio superior en una mueca grotesca que me puso los pelos de punta. Creo que voy a tener problemas con él.

Jodido novato.

Comentarios

pepa mas gisbert ha dicho que…
Ya se sabe que la fuerza es un gran poder.

Un abrazo, me alegra volver a "verte"

Entradas populares de este blog

Ya te digo

¿Cuál es el momento más adecuado para decir basta? ¿Cómo reconoce uno el instante en el que hay que parar? Y no me refiero a las relaciones sentimentales -aunque también-, sino a los diferentes episodios que suceden en la vida, cuya suma la articulan y le dan sentido. Porque ese final nunca avistado marca la diferencia entre lo que fue y es y lo que pudo haber sido y podría ser, entre lo existente y lo ausente, entre lo que somos y lo que ya nunca podremos ser. Y hay un componente de negligencia en esa ceguera que nos impide detenernos a tiempo, antes de que lo previsiblemente imprevisible determine nuestra realidad, porque decir que no a la siguiente copa, a la estéril llamada, a apretar el pedal del coche, a responder a un agresivo, a una indiferencia ante un ser querido, a tantos gestos prescindibles, es una responsabilidad tan decisiva que si lo supiéramos en su momento nos lo pensaríamos dos veces. Y pensar dos veces es la asignatura pendiente de la humanidad. Nuestra negligencia ...

I dreamed a dream

La conocí en mis sueños. Apareció de repente. Era rubia, delgada y vestía una túnica azul cielo. Su risa repentina expulsó del sueño a los fantasmas habituales y me devolvió de golpe la alegría de soñar. Con voz coralina me contó un largo cuento que yo supe interpretar como la historia de su vida en un mundo vago e indeterminado. Sabía narrar con la destreza de los rapsodas y usaba un lenguaje poético que le debía sin duda a los trovadores. Todo en ella era magnético, sus ojos de profunda serenidad, su rostro de piel arrebolada, sus manos que dibujaban divertidas piruetas en el aire para ilustrar los párrafos menos asequibles de su discurso, los pétalos carmesí de sus labios jugosos. Cuando desperté me sentí desamparado y solo, más solo de lo que jamás había estado, empapado de una soledad que me calaba hasta los huesos. No me levanté y pasé el día entero en la cama deseando con desesperación que llegase de nuevo el sueño, y con el sueño ella. Soy propenso al insomnio, sobre todo cua...

Michael

Ayer murió Michael Jackson por disolución provocada. No es el veredicto médico exacto, pero es más exacto que el veredicto médico. Su difuminación comenzó a partir de su incapacidad para compatibilizar sus éxitos profesionales con sus fantasías de Disneylandia. Se creyó Peter Pan, pero con plenos poderes sobre su cohorte de pequeñajos, y le dolió menos la compensación económica de ciertos comportamientos con menores que la evidencia de que eran equivocados en esta sociedad, en este mundo que no era el suyo. A partir de esa certeza su tendencia etérea se acentuó, no sin antes confundir al mundo mostrando un cuerpo que ya no era el suyo. Por eso, viejo –muy viejo- aceptó por fin que ya era hora de marcharse, y lo hizo a lo Marilyn, sin dar ruido. Descanse en paz.