Viajar siempre gratifica. Primero, porque aporta conocimiento, cultura nueva hasta ese momento ignorada, un ángulo diferente con que contemplar la vida. Segundo, porque el viaje te obliga de un modo misterioso a salir de ti, a reconocerte ( o a intentar reconocerte) en un entorno nuevo y desconocido, muy diferente al acostumbrado, incluso hostil. Tercero, porque a la vuelta te descubres como una persona distinta de la que fuiste al marchar, una persona mejor, más comprensiva, más sabia o más adulta, pero mejor. Si tuviésemos la posibilidad de conocer una por una a todas las personas que habitan este planeta, de comprender sus porqués y sus cómos, todos seríamos más comprensivos con todos, todo iría mejor. Tal vez.
Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d
Comentarios
Ayer, una amiga me contaba, un tanto compungida, los avatares de un reciente viaje en compañía de su novio (no puedo evitar una carcajada mientras escribo). Éste, comentaba ella, llevaba una cámara digital y, cada vez que sacaba una foto, por ejemplo, de un monumento o de una fachada importante, casi inmediatamente se ponía a revisar todas las fotos desde el principio y, básicamente, trataba el presente como si fuera un pasado lejano, por mucho que el monumento o, la fachada, siguiera estando allí delante de sus narices.
Sí,hacer maletas y dejar algunas cosas atrás.
Un fuerte abrazo,amigo.