Bvalltu no quiere salir porque hace mucho frío. Me pregunto si un extraterrestre es sensible a la temperie del mismo modo que los humanos; se lo pregunto; me responde que se le están congelando los huevos. Concluyo que la grosería es un mal cósmico. Dejamos la metafísica para hablar de fútbol. Mourinho es un capullo, Guardiola metrosexual, al Málaga no hay quien lo enderece, ni siquiera la sagrada palabra del Corán. ¿Hay un remedio para todos los males o más bien cada mal tiene su propio remedio? O sólo algunos males tienen remedio, o nada lo tiene. Bvalltu apuesta por esta última opción, pero su opinión es irrelevante porque su mundo no es de este reino. ¿Qué vio Ava Gardner en el padre de Miguelito Bosé? ¿Por qué están desapareciendo las 'mujeres fatales'? Si alguna fatalidad ha de lapidar mi vida, la quisiera de una mujer, con un cierto parecido a la Gardner, o la Hayworth, o a la Garbo, y no a una de esas insulsas hipersiliconadas que, a falta de talento, lucen liftings más o menos resultones. Parece que el mundo árabe quiere transformarse en un mundo mediocre como el nuestro; que Alá los asista. Y yo sigo, mal que le pese a Bvalltu, dale que dale con mi pregunta: “¿De qué coño se ríe Zapatero?”
¿Cuál es el momento más adecuado para decir basta? ¿Cómo reconoce uno el instante en el que hay que parar? Y no me refiero a las relaciones sentimentales -aunque también-, sino a los diferentes episodios que suceden en la vida, cuya suma la articulan y le dan sentido. Porque ese final nunca avistado marca la diferencia entre lo que fue y es y lo que pudo haber sido y podría ser, entre lo existente y lo ausente, entre lo que somos y lo que ya nunca podremos ser. Y hay un componente de negligencia en esa ceguera que nos impide detenernos a tiempo, antes de que lo previsiblemente imprevisible determine nuestra realidad, porque decir que no a la siguiente copa, a la estéril llamada, a apretar el pedal del coche, a responder a un agresivo, a una indiferencia ante un ser querido, a tantos gestos prescindibles, es una responsabilidad tan decisiva que si lo supiéramos en su momento nos lo pensaríamos dos veces. Y pensar dos veces es la asignatura pendiente de la humanidad. Nuestra negligencia ...
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