Los resultados electorales de ayer dejan muy claro el descontento de los ciudadanos con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El voto de castigo ha sido contundente, pero sobre todo ha sido arriesgado. Y no hablo de Álvarez Cascos, sino de Bildu, un grupo político que sólo a última hora fue rescatado para las elecciones y cuya vinculación real con ETA nos será desvelada a lo largo del mandato de sus más de mil concejales elegidos en las votaciones de ayer. Y hablo de voto arriesgado porque me parece que muchos de los que han votado a Bildu como castigo al gobierno de Zapatero no saben dónde se han metido, ni dónde nos han metido. Los ciudadanos han votado al PP allí donde donde la única alternativa posible era ese partido; pero en zonas con fuerte espíritu nacionalista el voto ha ido a parar a formaciones políticas separatistas, lo cual es muy comprensible, porque ¿quién desearía pertenecer a un país subyugado por su propio gobierno? El problema es que Bildu es el último cachorro de Batasuna, el partido de ETA, y ha conseguido el 25% de los votos. Yo me pregunto si en el franquismo, Franco hubiese conseguido lo mismo. Gracias, señor Zapatero.
Transcribo el prólogo de la autobiografía del filósofo Bertrand Russell escrito por él mismo: PARA QUÉ HE VIVIDO
Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad,esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura místicala visión anticipada del cielo que han que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin...
Comentarios