No sé si nos hemos dado cuenta, pero estamos (existimos) en un estado de derecho que dispone de un sistema judicial independiente. Esto significa que por muy apegados que sigamos a la inercia de una dictadura que no termina de morir nuestras leyes son soberanas y lo que dicen va a misa. Me permito la ironía porque aparecen más a menudo de lo que sería democráticamente saludable juicios mediáticos más contundentes que los oficiales que trastornan, a veces de manera definitiva, la vida de algunos ciudadanos. Sólo pondré un ejemplo, aunque los hay a porrillo: el señor Buenafuente tuvo la descortesía de hacer un chiste fácil en su programa acerca de la atleta Marta Domínguez, merecedora de diversos galardones por su intachable carrera deportiva, y en aquel momento encausada por un supuesto delito del que quedó absuelta por completo meses después. Pues bien, el señor Buenafuente -un cómico excelente a mi entender- no se ha tomado la molestia de pedir disculpas a Marta Domínguez una vez aclarado el asunto. Nadie se toma la molestia de pedir disculpas a nadie en este país, pero si eres periodista se trata de algo innerente a tus obligaciones deontológicas porque estás jugando con la reputación de las personas, o sea que es obligatorio. Y la reputación sigue valiendo mucho en esta sociedad, pero por encima de todo está la dignidad de aquellos a los que por hacer un chiste fácil se les disminuye la suya. Si yo fuera el novio de Marta no dudaría en tomarme la venganza por mi mano -dos tortas, no crean-, aunque si fuera el responsable político que permitió tamaña felonía me haría el harakiri, práctica que por desgracia no está de moda entre los políticos de este país, por mucha falta que le haga al mismo.
Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d
Comentarios
Gracias por pasarte por mi casa, la verdad es que lo único que me invade es la pereza, por lo demás todo bien. Esperaremos que el calor nos abandone y a ver si recuperamos el hábito de visitar a los amigos.
¿Todo bien?