Es
complicado sentarse a escribir algo sin saber lo que se quiere
escribir, y además sin tener ganas. ¿Entonces, por qué? Por amor
al arte es lo primero que viene a la cabeza. ¿Qué arte? Ahí ya me
he pillado. Arte es una palabra mayor, no aplicable a casi nada de lo
que se escribe, ¿o sí? No lo tengo claro, porque no tengo claro lo
que quiere decir 'arte'. El toreo es arte, dicen, como el flamenco o
el silbo canario, pero no el funambulismo o el contorsionismo,
habilidades que han sobrecogido en los circos los corazones sensibles
de los niños durante siglos. Y ¿no son los niños los más aptos
para decidir lo que es arte? Porque los niños tienen intacta la
facultad de sobrecogerse, y el arte, creo, debe ante todo sobrecoger,
sorprender, conmover, espeluznar. Con permiso de la mercadotecnia y
de la crítica facilitadora. El arte es, por desgracia, el arte de
moda, y la moda es muy manipulable. Entonces ¿por qué? Por qué se
escribe, se pinta, se diseña, se compone música al dictado del
corazón, como sin querer, en un acto reflejo. Porque si se siente
algo de verdad, o se expresa o uno se consume de tal modo que ni las
promesas del mercado de la moda artística pueden atajar el desastre.
Los más grandes artistas de todas las disciplinas han guardado
siempre unas gotas de su genio para sí mismos, las han usado a
solas, sin saber para qué y hasta sin ganas. Por amor al arte. Yo no
soy artista de nada y nunca lo seré, pero no puedo sujetar estas
ganas que me poseen de expresar cualquier cosa, cualquier tontería.
Apenas esto.
Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d
Comentarios
Este post vale más que la mayoría de libros que se amontonan en las librerías en tapa dura. A veces en mi blog me da por escribir fragmentos de mi vida sin ningún pudor,y es cuando nadie comenta.Soy de la creencia que es ser humano está sobrevalorado. Ayer caminaba por la noche en la ciudad y veía todas esas ventanas iluminadas,luz mortecina de miseria.En los interiores se guarda el aspecto más miserable.En los interiores no hay que representar nada.Allí,las caras no están obligadas a sonreír falsamente,allí todas ellas sin expresión como en la época de las cavernas.
Un abrazo,amigo.