Dijo Javier Marías en una entrevista
que no entendía cómo es que hay tanta gente escribiendo novelas con
lo difícil que es escribirlas, con el desgaste que supone dar vida a
un ente literario tan complejo. Yo me pregunto lo mismo. Tengo una
conocida que en un año ha escrito tres. No ha publicado ninguna,
pero escritas están. ¿Pero son novelas, novelas? Según ella sí.
Unamuno, más modesto o más realista, llamaba a las suyas nivolas,
tal vez porque más que un ejercicio de creatividad las concebía
como un modo de verter en sus páginas sus angustias filosóficas y
religiosas. Y aun así cualquiera de sus nivolas posee una entidad
literaria muy superior a cualquiera de los cientos de novelas que se
publican cada año en nuestro país. No he leído ninguna de Savater
pero aventuro -y estaría encantado de equivocarme- que no poseen la
talla literaria de las primeras de Umberto Eco, sin ser Eco
propiamente un novelista. Estoy por asegurar con Sánchez Ferlosio
que después de Kafka no se ha escrito nada digno de ser leído. Tal
vez sea una afirmación radical, pero en literatura prefiero la
radicalidad a la frivolidad.
Dijo Javier Marías en una entrevista
que no entendía cómo es que hay tanta gente escribiendo novelas con
lo difícil que es escribirlas, con el desgaste que supone dar vida a
un ente literario tan complejo. Yo me pregunto lo mismo. Tengo una
conocida que en un año ha escrito tres. No ha publicado ninguna,
pero escritas están. ¿Pero son novelas, novelas? Según ella sí.
Unamuno, más modesto o más realista, llamaba a las suyas nivolas,
tal vez porque más que un ejercicio de creatividad las concebía
como un modo de verter en sus páginas sus angustias filosóficas y
religiosas. Y aun así cualquiera de sus nivolas posee una entidad
literaria muy superior a cualquiera de los cientos de novelas que se
publican cada año en nuestro país. No he leído ninguna de Savater
pero aventuro -y estaría encantado de equivocarme- que no poseen la
talla literaria de las primeras de Umberto Eco, sin ser Eco
propiamente un novelista. Estoy por asegurar con Sánchez Ferlosio
que después de Kafka no se ha escrito nada digno de ser leído. Tal
vez sea una afirmación radical, pero en literatura prefiero la
radicalidad a la frivolidad.
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