Bvalltu me recrimina la comida que he
tenido con mis amigos. Paco Acedo, Manolo Bernal, Juli Recuenco,
Fernando Bernal y un servidor. Es una comida en plan tertulia donde
comentamos diversas nimiedades y contamos chistes malos. La comida es
una excusa, lo que importa es la reunión de amigos, de viejos amigos
que se han querido a lo largo del tiempo y cualquier excusa les vale
para reunirse de nuevo. Juli, Fernando y Paco quedan para recorrer
quince quilómetros sabe Dios con qué propósito. No cuentan
conmigo, intuyo que por envidia, ¿y si yo hiciera el mismo recorrido
en la mitad de tiempo? ¿Y si , en el mismo tiempo, recorriera el
doble? Bromeo, claro, no es una competición sino un pasatiempo
deportivo. Luego, la comida. El ambiente algo soso, ¿por qué? Los
chistes, diría, pero también algo más. La próxima será mejor,
Bvalltu, no me regañes.
Transcribo el prólogo de la autobiografía del filósofo Bertrand Russell escrito por él mismo: PARA QUÉ HE VIVIDO
Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad,esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura místicala visión anticipada del cielo que han que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin...
Comentarios