¿Por qué sobreviven
ciertas obras de arte y otras no? Para entendernos, por 'sobrevivir'
entiendo la permanencia a lo largo de los años de una obra, siendo
siempre considerada como algo excepcional. Por 'obra de arte'
entiendo cualquier consecuencia o consecuencias de una empresa humana que haga
flaquear las rodillas de quienes las miran con independencia del fin
para el que tales obras se concibieron y ejecutaron. Como soy medio sordo, algo cegato, las manos apenas me sirven para encontrarme la polla cuando
necesito mear, el olfato para no ir pisando mierdas en la calle y el
gusto es mío, me ceñiré a la literatura, arte donde no me despisto
del todo.
Pensemos en 'Frankenstein'
de Mary Shelley. La moza tenía diecinueve abriles cuando lo
escribió. ¿Es un libro muy leído? No. Lo más probable es que poca
gente sepa que es un libro y recuerde más bien alguna de las muchas
películas que se han rodado sobre el personaje creado por Mary
Shelley. Lo asombroso del personaje Frankenstein -lo llamaremos así
aunque su creador de ficción jamás le puso nombre pero sí la
historia, que le dio el de ese creador- es lo cercano de su persona,
incluso lo tierno dentro del tremendo drama. Son ya varias las
generaciones que han crecido temiendo y luego añorando al macabro
personaje, conocido mucho más a través del cine que del libro que
lo alumbró al mundo. El Frankenstein del libro es calculador y frío,
despiadado. En el cine se han permitido licencias emotivas para rodar
escenas tiernas del monstruo jugando con una niña, por ejemplo. Pero
el resultado es el mismo, Frankenstein se ha incorporado a nuestra
cultura en forma de ser recosido y malamente recompuesto. No es un
muerto resucitado, no es un zombi, es Frankenstein, nuestro
Frankenstein. Es un mito.
Y los mitos son los
referentes últimos de una sociedad o cultura. King-Kon, Mobie Dick,
Mr Hyde, Don Quijote son los guardianes y los contornos de nuestra
literatura, los elementos necesarios para la supervivencia de nuestra
especie, las mejores criaturas de Dios. Son mitos necesarios que han
trascendido sus papeles originales de criaturas de ficción para
cobrar vida como seres reales y redimirnos a los locos de esta locura
innoble a que nos somete una realidad que sin esos mitos acabaría
matándonos a todos. De puro aburrimiento.
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