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Cokito

Tengo una ratita que se llama Cokito. Es menuda y bonita, con pelo sedoso y sonrisa cantarina de jilguero. Sus ojos luminosos irradian alegría y su mirada es bondadosa y agradecida. Cuando veo la tele ella se acomoda en el sofá, siempre cerca de mí, y mueve sus manitas sin parar, como si estuviese tejiendo. A veces siento un agradable calor y la miro con el rabillo del ojo: ella me está mirando embelesada y amorosa, y yo me siento mejor persona. Soy afortunado de que se haya fijado en mí y de que le guste estar a mi lado. Ella me hace crecer por dentro y me siento seguro cuando estoy a su lado. Su alma es frágil, así que es muy fácil hacerle daño. Entonces, lágrimas de seda resbalan por su bonita mejilla y yo daría media vida por hacerlas desaparecer.

Hoy es su cumpleaños y, como soy un desastre, no le he regalado nada. Ella no me lo tendrá en cuenta: me quiere tal como soy. ¡Feliz cumpleaños, Cokito! Gracias por existir, gracias por elegirme, gracias por tu eterna sonrisa.

“La mujer que me quiere me ató a su yunta / pero por favor no se lo digas nunca”. Serrat.

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