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Convención

Asisto a una convención de empresa así que es inevitable el encuentro con socios a lo que hace tiempo que no veía.  Los sentimientos son algo confusos, contradictorios incluso. Todos somos diez años más viejos y, según el caso, nos reconocemos a duras penas. Son situaciones desconcertantes que toreo como puedo. Pero la alegría del reencuentro es una recompensa. Viejos amigos y socios pasando unos días de ocio y reencuentro. Con algunos no es así, los malos rollos se dan en cualquier comunidad, pero se hace de tripas corazón, qué remedio.

En esta isla el viento no cesa su monótono soplo, desesperante como una tortura que ponga a prueba la paciencia más que la resistencia al dolor. Yo tengo poco aguante ante ambas experiencias, así que ahogo mis agobios en gin tonics. Después, en casa, tendré que expiar mis excesos, pero lo tengo asumido y no me importa.

Nadie tiene noticia de Bvalltu aquí. Espero que esa ignorancia no me afecte hasta el punto de desilusionarme. No, creo que no.

 

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