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Preguntas

En los instantes finales de los crepúsculos veraniegos me suele anegar un pesimismo tan agobiante que me entra frío. Al tiempo que la luz solar se apaga con lentitud dejando paso al brillo rutilante de las estrellas todas las preguntas acuden a mi mente y el vértigo que me produce la infinitud de las posibilidades me aturde y me trastorna. La vida, mientras dura, es eterna. El universo, en cambio, tiene fecha de caducidad. ¿Tienen una causa todos los efectos? ¿Por qué siendo plenamente el que ahora soy añoro sin embargo el que fui? ¿Es éticamente correcto envejecer? ¿Son los celos una enfermedad del alma o una deficiencia de carácter de los imbéciles? ¿Por qué los animales nos castigan con un silencio de tan insoportable elocuencia? ¿Es la maldad un fallo de diseño de la bondad? ¿Cuándo presentará el Demonio sus excusas a Dios por haberse atrevido a poner en duda su indudable incapacidad? ¿Pasará la selección de cuartos de una puñetera vez?

Y yo qué coño sé. Y lo que es más, ¿a mí qué coño me importa?

Comentarios

Enrique Páez ha dicho que…
Preguntas esenciales, como ¿Qué hora es? o ¿Está muy lejos la calle Bailén?
Un abrazo
Luis Recuenco ha dicho que…
O el ya en desuso, afortunadamente, ¿se me ha corrido el rímel, cariño?
Un abrazo.

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