No hay mérito en sobrevivir al tiempo. Yo llevo más de un milenio en este planeta y no se me caen los anillos por eso, el tiempo no ha hecho mella en mí. Sólo que el tiempo posee una cualidad de devastadores consecuencias para los vivos, y es la paciencia. De entre todos los dones posibles la paciencia es el más valioso. La tienen los chinos y por eso hay que temerles. La paciencia fermenta como lo grandes vinos y el tiempo siempre saca jugo de ella. No se puede combatir con las armas habituales porque se escapa siempre a trote de caballo hacia la eternidad. Pero ahora que lo pienso el tiempo no es un actor sino el escenario, así que hablar de dones no tiene sentido aplicado a un no-ser, pero yo siempre lo he tenido tan presente que se ha vuelto tan familiar como un figurante de comedia barataa un espectador reincidente, Zeus y Júpiter me perdonen. Y ahora explico el sinsentido aparente conque comencé esta ridícula reflexión. ¿Cómo se puede sobrevivir al tiempo? Parece un disparate. Y lo es. Pero tenemos imaginación y, en algunos casos, ilusión. Dos armas que anulan el inevitable e imprescindible escenario temporal, pero que nos ayudan a descojonarnos, si es preciso, de él, a reírnos de su sórdido cometido, a vivir sin la sombría perspectiva del escaso futuro que nos ha sido concedido.
Transcribo el prólogo de la autobiografía del filósofo Bertrand Russell escrito por él mismo: PARA QUÉ HE VIVIDO
Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación. He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande, que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado, en segundo lugar, porque alivia la soledad,esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida. Lo he buscado, finalmente, porque en la unión del amor he visto, en una miniatura místicala visión anticipada del cielo que han que han imaginado santos y poetas. Esto era lo que buscaba, y, aunque pudiera parecer demasiado bueno para esta vida humana, esto es lo que -al fin...
Comentarios
Lo de sobrevivir al tiempo no me parece raro. Yo creo que la mayoría lo hace, por el bien o por el mal que dejan en el recuerdo. Tú que eres milenario lo has tenido que comprobar.
Un abrazo
Un abrazo.