No hay mérito en sobrevivir al tiempo. Yo llevo más de un milenio en este planeta y no se me caen los anillos por eso, el tiempo no ha hecho mella en mí. Sólo que el tiempo posee una cualidad de devastadores consecuencias para los vivos, y es la paciencia. De entre todos los dones posibles la paciencia es el más valioso. La tienen los chinos y por eso hay que temerles. La paciencia fermenta como lo grandes vinos y el tiempo siempre saca jugo de ella. No se puede combatir con las armas habituales porque se escapa siempre a trote de caballo hacia la eternidad. Pero ahora que lo pienso el tiempo no es un actor sino el escenario, así que hablar de dones no tiene sentido aplicado a un no-ser, pero yo siempre lo he tenido tan presente que se ha vuelto tan familiar como un figurante de comedia barataa un espectador reincidente, Zeus y Júpiter me perdonen. Y ahora explico el sinsentido aparente conque comencé esta ridícula reflexión. ¿Cómo se puede sobrevivir al tiempo? Parece un disparate. Y lo es. Pero tenemos imaginación y, en algunos casos, ilusión. Dos armas que anulan el inevitable e imprescindible escenario temporal, pero que nos ayudan a descojonarnos, si es preciso, de él, a reírnos de su sórdido cometido, a vivir sin la sombría perspectiva del escaso futuro que nos ha sido concedido.
La conocí en mis sueños. Apareció de repente. Era rubia, delgada y vestía una túnica azul cielo. Su risa repentina expulsó del sueño a los fantasmas habituales y me devolvió de golpe la alegría de soñar. Con voz coralina me contó un largo cuento que yo supe interpretar como la historia de su vida en un mundo vago e indeterminado. Sabía narrar con la destreza de los rapsodas y usaba un lenguaje poético que le debía sin duda a los trovadores. Todo en ella era magnético, sus ojos de profunda serenidad, su rostro de piel arrebolada, sus manos que dibujaban divertidas piruetas en el aire para ilustrar los párrafos menos asequibles de su discurso, los pétalos carmesí de sus labios jugosos. Cuando desperté me sentí desamparado y solo, más solo de lo que jamás había estado, empapado de una soledad que me calaba hasta los huesos. No me levanté y pasé el día entero en la cama deseando con desesperación que llegase de nuevo el sueño, y con el sueño ella. Soy propenso al insomnio, sobre todo cua...
Comentarios
Lo de sobrevivir al tiempo no me parece raro. Yo creo que la mayoría lo hace, por el bien o por el mal que dejan en el recuerdo. Tú que eres milenario lo has tenido que comprobar.
Un abrazo
Un abrazo.