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Historia futura

Leo 'La leyenda negra' del historiador Joseph Pérez y me inunda un torrente de desánimo. Nos repetimos sin aprender, y si aprendemos algo, por razones que se me escapan, nunca forjamos una pragmática de lo aprendido que nos sirva para crecer como comunidad. Pérez se esfuerza en desbaratar el mito de una España invasora, déspota y rencorosa, muy dada a joder, no sólo al propio, sino también al resto del mundo, ese que nunca era alcanzado por la puesta de sol que, dicen, nunca llegaba en aquel imperio, ¿España? En tiempos de Felipe II lo más aproximado a ese concepto patriótico era un cuerpo político que, unidos por la figura del rey, amalgamaba reinos, coronas y señoríos, con una dispersión geográfica y con tal grado de sentimiento localista (nacionalista, si lo prefieren), que propiciaban el sentir de que el rey reinaba para él mismo y para su familia -los Habsburgo.

Todos los imperios -y han sido muchos- avasallan,no porque invadan e impongan un régimen de obligado servilismo, sino porque -con matices- tienden a destruir la cultura local, y eso supone el deterioro de la cultura mundial, pannacional, universalista, una destrucción rápida o lenta del irrepetible carácter y temperamento de un pueblo, una pérdida para siempre.

¿Tendrá esto importancia cuando el ser humano haya desaparecido de este planeta? Eso lo decidirán los nuevos dueños, la especie que nos relevará. Suerte para ellos.

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