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Rimas inconexas

Cuando te miro mi pena huye

Cuando te miro

Cuando te oigo mi sangre mengua

Cuando te oigo

Cuando te siento mi alma se nubla

Cuando te siento

Y esta pena que me deja

Y esta sangre que se encoge

Y este alma evanescente

Me dejan por tus suspiros

Encogen por tu presencia

Se nublan por tu portento

Y así, cual exorcizado,

Quedo exhausto y sin aliento

Cuando tropiezo contigo,

Y si te miro, o si te oigo, o si te siento.

 

 

Me miraste y ya fui tuyo, desde el principio

Cuando mis ojos apenas

Sostuvieron el equilibrio ante los tuyos

Cuando mis labios no supieron abrirse

Amordazados por tu imperiosa presencia

Y mis venas detuvieron el flujo de mi sangre

Por no turbar el latido de tu silencio

Así empecé yo a quererte y tu a ignorarme

Con mi cuerpo extraviado en sus urgencias

Y hoy recuerdo aquellos días

Embelesado: me pregunto si exististe alguna vez

Fuera de mi corazón que convalece

En esta prisión de amor, donde me muero.

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