-Oye, Bvalltu, he estado pensando...
-¿Y te ha dolido mucho?
-No seas imbécil, escucha, me he dado cuenta de que la gente está llena de prejuicios y de clichés absurdos que han ido adquiriendo a lo largo de sus vidas. Con ese bagaje se desenvuelven en ellas y los usan, de manera consciente o inconsciente, para establecer sus valores, emitir sus opiniones y asimilar sus experiencias, y eso me parece una barbaridad.
-Me he perdido.
Yo también, no sé cómo explicarlo, es por ejemplo como lo de dejar de fumar. Los supuestos entendidos -que seguro fuman a escondidas- te llenan la cabeza con todo tipo de técnicas ridículas, si no descabelladas, que sólo sirven para aumentar el ansia por la nicotina cuando, si lo miras de un modo pragmático, es muy simple, basta con no ponerse cigarrillos en la boca y encenderlos, ¿entiendes? Los tecnicismos de baratillo, los clichés, el prurito de la técnica como diosa omnipotente, te impiden ver lo obvio, no sé si me explico.
-Es posible, pero yo no me entero, además tú no fumas, ¿o fumas a escondidas, corderillo?
-No fumo.
-No fumas, no bebes, no vas de putas, ¿cuándo eres feliz?
-Ese reduccionismo tuyo te está limitando tu inteligencia, ¿sabes?
-Y esa pedantería tuya ahuyenta hasta a tu sombra.
-Si a procurar expresarse usando un vocabulario adecuado le llamas pedantería...
-A ver, ¿cuánto hace que echaste un polvo, corderillo?
-No seas vulgar, Bvalltu.
-¿Lo ves? A eso me refiero, pero dime ¿qué es es vulgar exactamente, echar un polvo o decir “echar un polvo”?
-Pues lo último, creo.
-¡Crees,crees! Deja de creer y haz algo, acércate a una tía buena y dile que le vas a comer...
-¡Bvalltu!
-Vale, te lo diré en plan finolis, ¿ves aquella mole rocosa que incrusta su contorno quebrado contra el policromado crepúsculo?
-Sí, creo que sí.
-Bueno, pues como intentes ligar diciendo cosas así te vas a estar haciendo pajas hasta que las ranas críen pelo, corderillo, y no por la aliteración evidente, sino por lo dicho, ¿capichi?
-Eres un alienígena gilipollas.
-Me lo tomaré como un cumplido.
-Además yo quiero algo más que un simple polvo.
-Pues echa dos o tres, te aseguro que ellas no tendrán inconveniente.
-No hay forma de hablar contigo, eres un capullo.
-Pero un capullo estelar, no lo olvides. Y acepta un consejo, aquí y en cualquier constelación una relación de pareja no es más que un inmenso desacuerdo con momentos eróticos cada vez más espaciados, romántico de pacotilla.
Bvalltu y sus reduccionismos. Algúna noche de estas le tengo que preguntar por qué usa gafas de sol por las noches. Ahora enciende su apestoso puro y le da una honda calada, va a decir alguna idiotez sentenciosa para tomarme el pelo, seguro.
-¿Te he contado que una vez que, hace casi tres mil años, estando en Babilonia, se me apareció un genio?
-No, pero me lo vas a contar.
-No lo dudes, pues va y me pregunta, tras asegurarme que no era broma, si quería que me concediese una memoria portentosa o una polla tremenda.
-¿Y qué elegiste?
-No lo recuerdo.
La risa de Bvalltu se convierte en tos cuando trata de fumar mientras ríe. Parece un tísico. Me voy a la cama. En el fondo, sé que me aprecia aunque me tome el pelo.
-¿Lo quieres comprobar?
-Vete a la mierda.
Jodido estraterrestre.
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