Aprendió a odiar antes que a caminar. Fue el fruto de un ambiente corrompido que falseó su alma de modo irreparable. Nadie se ocupó de él y su educación consistió en aprender a sobrevivir por su cuenta, sin padres ni maestros, a palo seco. Bellaquerías y ruindades sustituyeron los sentimientos ingenuos que se suelen inculcar a los niños. Fue un pícaro de mala disposición, avieso y atravesado, y sobrevivió a su infancia como quien supera la agonía de un campo de concentración; pero acabó por tomarle gusto a su vida envenenada y llegó a ser un buen presidente de una sólida entidad bancaria. Hoy concede créditos y sonríe, inmune. Sonríe sobre todo cuando le hablan de crisis.
Parece que el mundo presenta indicios de cambio, lo que siempre es una buena noticia a la vista del rumbo que lleva desde que los humanos lo dirigen –con alarmante férrea mano y escaso juicio desde la revolución industrial del siglo XVIII, para poner coordenadas y centrar nuestro momento histórico-. Las elecciones primarias que se celebran en los Estados Unidos son fiel reflejo de dicho cambio. ¿Una mujer y un negro con opciones de alcanzar la presidencia? Atónito estoy, no doy crédito, alobado, vamos. Aunque parece que el voto latino pesa más que en otras ocasiones, no creo que sea razón suficiente para explicar este hecho. Algo visceral está sufriendo una transformación en el seno de la sociedad norteamericana, que es decir la civilización occidental. Y ese algo a lo mejor no será conocido hasta que el tiempo y los exegetas de la historia pongan los puntos sobre las íes del actual panorama sociológico; y a lo mejor eso puede demorarse decenios, tal vez siglos. De momento no puedo d
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Un abrazo.
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Gracias por pasarte por mi casa y como regalo de bienvenida un poema de Carlos Marzal en mi voz, pincha en:
pluscuamperfecto de futuro